Una historia sobre la que tenía mucha expectativa y no disfrute tanto como esperaba, no puedo negar que el argumento inicial logro cautivarme y el final fue inesperado, pero considero que muchos conflictos debieron abordarse mejor. La narrativa que maneja no es nada cómoda, las descripciones me abrumaron, no logre empalizar con casi ningún personaje, todos ellos fueron muy planos y forzados. Me quede solo por la historia, los demás aspectos me aburrieron, necesitaba saber el desenlace de inmediato aunque me quede dormida en el viaje. Pero quién soy yo para hablar mal de una novela que la critica alabo tanto en su momento, viva la libertad de expresión.
Pero basta de dar vueltas, entremos en sintonía: La vida en Port Abello es tranquila, los niños corren felices por las calles mientras sus padres toman el té tranquilos en la comodidad de su ignorancia, pero las cosas no siempre fueron asi, en el pasado hubo días oscuros. Cien años atrás la desgracia llego a la pequeña localidad con la muerte de la pequeña Beth, muchas historias se contaron al respecto, solo la familia supo la terrible verdad, John Conger, bajo los efectos del alcohol abuso de su única hija y arrojo su cuerpo por el embarcadero que limita sus propiedades, para luego acabar con su vida. Ahora, los niños desaparecen de sus casas de nuevo, las sospechas de la opinión pública y las autoridades recaen en quien tiene la reputación más oscura, los Conger (y agárrense que aun no se enteran de nada). En esta generación Jack y Rose Conger entre conflictos maritales crían a dos hermosas niñas; Elizabeth, tan parecida a su antepasada consanguínea Beth que asusta, y Sarah, que tras un traumático incidente con su padre se aisló del mundo en su propia mente, solo Elizabeth sabe comprenderla, lo “extraño” del asunto es que ni Jack ni Sarah recuerdan lo que paso. Durante todo este tiempo se conservo la leyenda de la cueva en el acantilado de los Conger, en la que una fuerza maldita toma la vida de los infantes para alimentarse, generación tras generación cada niño fue aterrorizado con la célebre frase “No se acerquen al embarcadero”, pero quizá el peligro no acecha en ninguna cueva, quizá está más cerca de lo que imaginamos, piensa Rose mientras encuentra a Elizabeth con el vestido manchado de tierra húmeda y una enorme laguna mental.
Encontré este libro en la vieja colección de mi tío, como ya mencione antes la premisa me atrapo, esperaba una historia detectivesca con un toque sobrenatural, y quizá el problema son mis ganas de criticar cada cosa que veo, pero no me sentí satisfecha. Si hubo escenas que me cautivaron, pero no lo suficiente como para recomendar esta lectura, quizá si otro autor aportara su estilo a la novela me agradara mas, pero ya que, no todo puede gustarme. Con esto no estoy queriendo decir que la odie, solo no podría calificarla de mis favoritas, ni siquiera entraría en la sección de lo que encuentro “aceptable”, se encuentra en un punto intermedio entre el “Meh” y el “Devuélvanme mi tiempo”, pero si esta clase de historias es lo tuyo no tengo ningún problema, te la regalo.