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En este mundo distópico nos encontramos con escenarios que pertenecen a realidades bastante diferentes: por un lado, un grupo de personas que viven en Hogar bajo unas férreas consignas con unos papeles bien delimitados y cuyos comportamientos han de estar sujetos a unas normas, pero cuentan con recursos y todas sus necesidades cubiertas de una u otra manera todo al estilo Brave New World, Equilibrium o La Isla. Por otro, un grupo de gente que lucha contra los elementos adversos que los rodean y el lugar desértico e inhóspito donde viven para intentar sobrevivir día tras día en un entorno hostil; aquí es Mad Max lo que acude a mi cabeza. En esta historia llegamos en el momento justo del cambio: en Refugio se produce un día que un grupo mermado de exploradores, debido a las terribles circunstancias en las que se han de mover fuera de su asentamiento, aparece con un forastero que asegura haber perdido la memoria. En Hogar este cambio se produce cuando uno de sus habitantes empieza a cuestionarse y plantearse las cosas que le ocurren e intenta ir un paso más allá, desafiando poco a poco el orden establecido y lo que se supone que ha de hacer. A medio camino entre estos polos opuestos se encuentra el proyecto Unicornia y estas dos tramas, en principio tan dispares, terminan por confluir dando forma a la historia. El escritor utiliza un estilo bastante descriptivo, que a mí me encanta, explicando cómo son los lugares en los que se desarrolla esta narración de forma que sientes la presión y la observación más o menos sutiles a las que son sometidos los habitantes de Hogar y también el agobio, el miedo a perder la vida y las penurias que sufren de manera constante los que viven en Refugio. Personalmente, el final no me ha hecho mucha gracia pero eso es cuestión personal, claro. Si te gustan las distopías y los libros de ciencia ficción no te lo pierdas. |
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