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Crítica de Guadi96


Guadi96
13 October 2020
¡¡LA RESEÑA CONTIENE SPOILERS!!

Sabéis que soy fan incondicional del trabajo de Estefanía Jiménez y, por eso, afirmar esto me resulta muy complicado, pero siento que debo hacerlo… ¡Esta es la mejor obra de la autora, sin lugar a dudas!

Quizá sea un poco injusto calificarla como su mejor obra, ya que es totalmente distinta a lo que nos tiene acostumbrados. Pero es que en ninguna de sus novelas anteriores había encontrado tanta complejidad en los personajes en sí.

Debo admitir que la novela captó mi atención desde un primer momento por la evidente similitud que tenía La Colina (cortijo de la novela) con el Cortijo Jurado de Málaga; y yo, como malagueña que soy y aficionada a todas las leyendas sobrenaturales, siempre me he sentido fascinada por dicho cortijo. Recuerdo pasar en coche con mis padres por la autovía cuando era pequeña e, instintivamente, dirigir mi mirada hacia ese cortijo que se alzaba tenebroso al lado de dicha carretera. Así que sí, que Estefanía se inspirara en el Cortijo Jurado para crear La Colina fue un cebo muy jugoso para mí.

Antes de meterme en la trama en sí (y antes de que me enrolle y muchos de vosotros decidáis salir de esta reseña), quiero hacer mención a la nota que deja la autora al final del libro. Y es que, conforme me iba acercando a las últimas páginas de la novela, lo único que podía pensar es que este libro no es apto para todo el mundo. Con esta historia, Estefanía ha decidido tomar un camino muy difícil en el mundo de la literatura hoy en día. Vivimos en una época en la que todos (o casi todos) los libros que nos encontramos intentan dejar un mensaje feliz o una moraleja (exceptuando ciertos libros “románticos” que fomentan las relaciones tóxicas como algo “top” en los jóvenes, pero en fin, de tontos está el mundo lleno), pero “Mientras dure la tormenta” no es uno de esos libros. Así que agradezco a la autora esa nota al final en la que explica claramente cuál fue su intención a la hora de escribir esta historia, ya que, al acabar la novela, no sabía si realmente había entendido las intenciones de Estefanía. Ahora ya veo que sí.

Ahora bien, os voy a contar un poco por encima la trama principal de la historia.

Resulta que Moira Estrella es una periodista capaz de sentir y ver espíritus, que trabaja para una revista paranormal. Un día recibe el encargo por parte de su jefe de ir a visitar La Colina, un cortijo que lleva siendo foco de interés popular durante siglos, y es que, resulta que allí han sido descubiertos los cadáveres de niños y niñas a lo largo de los años. Todo el mundo apunta a que el dueño del cortijo, Álvaro de Molina, y su familia son los culpables de dichas muertes, pero no hay versión oficial, ya que Álvaro no quiere trato con los periodistas y nunca ha dado ninguna entrevista… al menos hasta ese momento. Así que Moira va loca de contenta a pasar el fin de semana en La Colina para descubrir la verdad. Cuando llega allí, empezamos a conocer a Álvaro de Molina y descubrimos que no es el monstruo que todo el mundo pinta, el pobre hombre simplemente tiene que cargar con el peso de unos macabros asesinatos que realizó el jardinero que tenían contratado junto a su padre. Más o menos esa es la trama general.

Recuerdo empezar a leer la novela y sentir un poco de rechazo hacia la protagonista, Moira Estrella. Moira era una mujer luchadora, espontánea, impulsiva (quizá demasiado para mi gusto)… no había realmente motivos para que me “cayera mal”, pero así fue.

Es cierto que, conforme iban avanzando los primeros capítulos, fui cogiéndole cariño. Pero entonces empezó todo ese rollo del enamoramiento en 24h y me quedé un poco en shock. No me cuadraba que Estefanía hubiera caído en un cliché tan manido y tan poco creíble como ese. O sea, no es que le atrayera Álvaro de Molina, el protagonista, ¡sino que realmente estaba locamente enamorada de él! Pero, esperad, lo mejor de todo es que él también estaba en un sinvivir por su amor por ella. ¿Qué estaba pasando allí? ¿Por qué estaba leyendo una historia de amor surrealista dentro de una historia de miedo que estaba siendo la leche? ¡No comprendía nada! Pero estaba segura de que eso no podía ser gratuito, así que seguí devorando el libro para ver qué más sucedía.

Y entonces llegó… esa parte de la historia (LA parte, me gusta llamarla a mí). A ver, imagináos que estáis súper pilladas/os por alguien y de pronto veis que tiene una estancia entera empapelada con fotos vuestras.

Y encima resulta que esa persona había contratado a un detective privado para que os siguiera y os sacara fotos. Todo esto sin conoceros de nada, obviamente. ¿Cuál habría sido vuestra reacción? Espero que digáis que salir cagando leches (perdón por la expresión) de allí. Pues no, nuestra querida Moira Estrella pensó que aquello era un gesto súper romántico.

Ahí ya me di cuenta de que la autora no nos estaba presentando una historia de amor. Aquello no podía ser una historia de amor, o sea… no.

Pero la cosa empeora cuando, ¡catapúm!, resulta que el gran galán Álvaro de Molina, el pobre incomprendido durante toda la historia, el gran galán que todo el mundo acusa injustamente de las desapariciones de niños/as y de sus muertes, el hombre perfecto que carga a sus espaldas con un terrible pasado, es… CULPABLE.

Que sí, que sí, que nos ha mentido en toda la cara. ¡Pam! En toda la boquita. El tío está más loco que el Joker. Podría ser un psicópata sin más, pero es que se le añade el hecho de que Álvaro lleva vivo desde el siglo XIX (admito que esto yo sí que lo había averiguado desde el inicio de la novela), y que tiene a su esposa, que supuestamente había fallecido, encerrada en una torre desde 1865.

¿Cómo se mantienen vivos? Ojito, porque es bastante asqueroso (me dieron arcadas leyendo ciertos episodios, Estefanía, que lo sepas). Lo que hacían era nutrirse de la sangre y la grasa de niños/as y jóvenes; lo que se conoce popularmente como “sacamantecas”.

Y aquí viene lo que a mí me dejó loca del todo. Álvaro estaba súper-mega-híper enamorado de Moira, peeeeero… tenía que matarla. ¿Por qué? Porque tiempo atrás le había prometido a su esposa que la mantendría con vida pasara lo que pasase y, claro, Álvaro era un hombre de palabra. Un cabrón psicópata sí, pero honorable también.

Supongo que pensáis que a estas alturas Moira estaba deseando marcharse de allí como alma que lleva el diablo, ¡pues no! Moira defendía a Álvaro. Lo que es peor, ¡decía que lo entendía!

Yo he de reconocer que para ese momento ya estaba convencida de que lo que Estefanía nos estaba presentando era el perfil de unos psicópatas y cómo, para ellos, lo que hacen está bien. Tanto Álvaro como Moira eran personajes totalmente desequilibrados mentalmente, aquello no era una historia de amor, era una historia de obsesión, toxicidad y psicopatía.

Al final la más “cuerda” era Cristina, la esposa de Álvaro… y eso que tampoco estaba muy en sus cabales.

Bueno, pues llega ese final devastador en el que Cristina se suicida y Álvaro, no encontrando motivos para seguir viviendo, ya que no podía mantener su promesa de mantener a Cristina viva para siempre (puto loco), decide volar por los aires La Colina.

Moira logra escapar y, aunque lo intenta, no logra que Álvaro escape con ella, así que le promete a Álvaro que vivirá por él y siempre lo recordará.
Moira se marcha mientras todo el cortijo explota tras ella. También quiero destacar el hecho de que los caballos consiguieron huir también.

He de reconocer que me gustó bastante ese final. Álvaro era un psicópata, un obseso, un maníaco… se merecía algo así. Pero Estefanía nos tenía preparada otra sorpresa… Agarraos, que vienen curvas.

Han pasado veinticinco años desde que todo esto sucedió. Moira tenía por aquel entonces veinticinco años, así que en la actualidad debería tener cincuenta, ¿verdad? Pues tururú. Moira tiene prácticamente el mismo aspecto que tenía por aquel entonces.

Sé lo que estáis pensando: “No… no… dime que no”. Pues sí, amigos/as, Moira siguió con la “tradición” de Álvaro. Resulta que poco después de los hechos acontecidos en La Colina, le detectaron un cáncer de huesos bastante avanzado y, claro, eso era un impedimento para la promesa que le había hecho a Álvaro de seguir viva por él (que sí, que Moira estaba igual de chalada que Álvaro), por lo que empieza a alimentarse de jóvenes para poder vivir eternamente.

He de admitir que eso sí que no me lo veía venir. No me esperaba ese giro drámatico de los acontecimientos. Hasta ese momento pensaba que Moira simplemente había sufrido algún tipo de síndrome de Estocolmo tipo “La bella y la bestia” (que, por cierto, la novela está plagada de referencias a esa historia, jejeje), pero no, Moira estaba tan mal de la cabeza como Álvaro. al final sí que eran tal para cual.

Pero esperad, que llega otro giro llegando a las últimas páginas del libro. ¡Resulta que Álvaro no murió en la explosión! El muy cabrito había huído y estaba por ahí, vigilando en las sombras a Moira durante veinticinco años, a la espera de que ella captara algún indicio o prueba de que seguía con vida y fuera a buscarlo si así lo deseaba. Y, obviamente, sí que lo deseaba.

Mientras dure la tormenta” es una novela que me ha fascinado por muchos motivos: el primero que ya he mencionado, ha sido la similitud que guarda La Colina con el Cortijo Jurado; el segundo, la trama sobrenatural; el tercero, la prosa de la autora, en todas sus novelas digo que su narración es maravillosa, pero es que en esta novela en concreto es exquisita; y la cuarta y más importante (y que no me veía venir), el tema de la psicopatía. Las enfermedades y trastornos mentales siempre han sido algo que me ha llamado muchísimo la atención, pero es cierto que en literatura se tratan muy a la ligera y/o no se tratan en absoluto.

Estefanía ha logrado transmitir cómo piensa un psicópata, cómo ven el mundo, y ha sido fascinante. Os recuerdo, si queréis leer la novela, que no es una historia de amor; es una historia de obsesión y toxicidad. ¡No hay nada romántico en la historia de Álvaro y Moira!

Pero, como quiero ser objetiva 100%, voy a ponerme tiquismiquis y voy a mencionar un par de cosas que no me han gustado tanto de la novela.

Las escenas de sexo, aunque no son nada explícitas y solo se mencionan, me han sacado un poco de la lectura. No sé, sentía que no pegaban con la historia de miedo que estaba leyendo y hubiera preferido que, de haber habido escenas así, hubiera sido solo una. En realidad no es una crítica negativa, simplemente una observación tiquismiquis que, a nivel personal, no me terminaba de encajar. Pero esto no ha hecho que me guste menos el libro, las cosas como son.

La segunda cosa que no me ha gustado demasiado ha sido el final. Como mencioné antes, me gustó muchísimo el supuesto final que había tenido Álvaro en La Colina, de hecho, hasta me gustó mucho ese giro argumental en el que resulta que Moira se había convertido en una “sacamantecas”. Pero ver que Álvaro seguía con vida y que ambos obtenían un “final feliz” (lo pongo entrecomillado porque poco de feliz le veo yo a tener que matar a niños/as y jóvenes para mantenerte con vida) no me gustó tanto. No digo que sea un mal final, de hecho, tampoco es que me disguste 100%, pero sí que hubiera preferido que Álvaro hubiese hallado su final en La Colina.

En resumen y para no enrollarme más, “Mientras dure la tormenta” es un libro autoconclusivo que, sin duda, sería de los primeros que me vendrían a la mente a la hora de hacer un regalo y de recomendar. Es una novela de terror, tanto paranormal como mundanal, y, si sabes leer bien entre líneas, más compleja de lo que puede parecer en un inicio.

Si quieres una lectura diferente, adictiva y terrorífica, tienes que darle una oportunidad a “Mientras dure la tormenta”. Te lo ruego encarecidamente (o iré a visitarte por la noche y me alimentaré de tu sangre y de tu grasa).
Enlace: https://booksinneverland96.w..
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