Diario de un maldito

En la vida, la que cada persona tenemos, somos capaces de lo mejor y de lo peor. Eso lo he escuchado ya un montón de veces. En definitiva, el ser humano es el único animal que tiene la potestad de elegir hacer el bien o, en cambio, hacer el mal. El ser humano es el único animal que tiene siempre las dos partes de la moneda.

En "Diario de un maldito" de José Antonio Jiménez-Barbero nos encontramos con Raúl Salom, profesor de Química en la Universidad Complutense de Madrid y poseedor de una vida aparentemente tranquila y sin ningún sobresalto, quien se encuentra al borde del precipicio más profundo habido y por haber puesto que se encuentra solo al perder a su mujer y a su hija. Es, a partir de este momento cuando Raúl toma un camino en concreto, un camino del que será imposible dar un paso atrás. El camino que emprende Raúl es un camino solamente de ida que le lleva a seguir viviendo o le lleva directamente a la muerte. En definitiva, Raúl Salom debe elegir en esta novela por el blanco o por el negro. La opción del gris no existe para Salom.

Quien lea "Diario de un maldito" podrá entrar pero no podrá salir hasta que no llegue al punto final de la última página. A mí, personalmente, me ha encantado la novela. Me ha mantenido en vilo constantemente y, si tengo que ponerle una pega sería de que se acaba como cualquier otra novela.

Los personajes de la novela, que está editada por la editorial MurciaLibro, reflejan fielmente lo que nos encontramos en la calle: gente en la pobreza más extrema, gente que no respeta nada ni a nadie.

En definitiva, "Diario de un maldito" nos plantea, según mi humilde opinión, un dilema que no es otro que: ¿hasta dónde somos capaces de llegar para vengarnos de alguien que nos ha hecho daño, o por el contrario, es mejor dejar las cosas como son y pasar página?