Diario de un maldito

Si dijera qué número es esta de las novelas de José Antonio, mentiría, si podría ir a mirarlo a amazon, a su bibliografía, pero no tendría gracia, lo bueno es que no me canso de leerlo, que cada novela suya es más adictiva, aún si cabe, y que las he leído todas.
No es un secreto que me gusta leer novelas en las que se tratan con personas con problemáticas de salud mental, o en la que ésta juega un papel muy importante, quizás tenga que ser una cosa que me tenga que hacer mirar.
Pero creo que lo tiene peor José Antonio que pese a la variedad de sus novela y géneros siempre está ahí.
En esta no iba a ser menos.
El autor empieza la novela con un tema que ya trata en su novela “El niño que no quiso llorar” con Santiago en el que trata el tema del bullying, un libro que aprovecho para recomendar a todos, padres, alumnos, policías, maestros, médicos, psicólogos, educadores, todos aquellos que les pueda llegar algún tipo de información sobre estos casos. Todos somos un eslabón de esta dura cadena.
Vamos a la novela, Raúl, nuestro profesor de química se verá envuelto en medio de una vorágine en la que la única solución que encuentra es la muerte.
Realmente ¿podemos llegar a estar tan desesperados para desear la muerte? ¿Tanto depende el ser humano de algo o alguien, del afecto, de un tercero para no poder vivir sin ello?
Todo esto se planteará nuestro protagonista que decidido a que no es posible, se cruzará con una serie de personajes a los que se atreverá a juzgar y tomarse la justicia por su parte. ¿Es eso justicia? ¿Qué uno no valore la vida hace que pueda decidir sobre la vida de los demás? ¿qué le lleva a esta situación?
Durante la novela veremos cómo viven los clanes gitanos y como cuidan unos de otros.
Veremos como el que menos te lo esperas es el que más se preocupa por ti, como funcionan las bandas latinas y las pruebas de nueva incorporación en ellas. La perdida de seres queridos y el sentimiento que acarrea su ausencia.
Todo ello narrado a través de un diario en primera persona por Raúl, un simple profesor de química que se convierte en maldito.
La narración en forma de diario me ha gustado mucho y sobre todo la primera persona. Hace que llegues a empatizar con el “maldito” si, es posible, y nos metamos más en el papel del protagonista.
Es una novela ágil y amena, pero sobre todo muy cuidada.
En ella el autor vierte sus conocimientos policiales y del estudio de la mente de una manera magistral creando una novela merecedora del Premio MurciaLibro de Novela Breve 2022.
Muy recomendable.