El portal de los obeliscos

Hay algo que me gusta muchísimo de esta historia, y es el personaje principal.
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Se trata de Essun, y me gusta mucho la manera en que ella es. En el libro anterior vimos muchísimo de su pasado, de todo lo que le pasó y lo que la llevó a ser cómo es ahora. Pero en este libro vemos más de cómo es ella. Y lo que más me gustó ver es algo de Essun que todos tenemos: ella se aleja de todos, porque tiene miedo a salir lastimada o luego perderlos y salir mucho más lastimada debido a aquello. Pero tiene que convivir en sociedad, lo que quiera o no, y también, lo quiera o no, termina apegándose o valorando o queriendo a los que la rodean. Y eso es algo que nos sucede a todos, y que no podemos evitar: los sentimientos, el afecto y la necesidad de las relaciones humanas. Como existen personas a las que les encanta estar rodeados de otros, también existen las que prefieren estar solos la mayor parte del tiempo. Pero aún así, necesita de los demás y de ese contacto con otras personas. Aunque queramos negarlo, o ignorarlo, o convencernos a nosotros mismos que no, sucede. Porque somos seres sociables, somos seres que necesitamos de una sociedad para poder desarrollarnos, crecer, y progresar. Necesitamos de los demás en los momentos duros y tristes, para salir adelante, pero también los necesitamos en los momentos lindos, para compartir la felicidad y alegría.
Y aunque hayamos sido lastimados, o estemos llenos de miedo, e intentemos escondernos en nuestros interiores, los sentimientos siempre ganan la partida. Lo hacen despacio, con cuidado, sin que nos demos cuenta, para que, cuando lo notemos, ya sea demasiado tarde.
Y es algo interesante, porque aunque nos duela, o no nos guste, sentir es una de las cosas más maravillosas que tenemos como humanos.
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