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Tras el nombre de Javirroyo se encuentra un iustrador y diseñador zaragozano con más de 20 años de carrera a sus espaldas, creando diversos cómics y viñetas. Seguramente os haya llegado alguna vez a través de vuestras redes sociales algunas de sus reconocibles ilustraciones, en las que a través de un estilo minimalista y un humor a veces bastante negro, expone multitud de ideas existenciales y una buena dosis de crítica social. Lo primero que os debe quedar claro con respecto a “Dibujo, luego existo”, es que no se trata de un manual para aprender a dibujar, ni vais a encontrar técnicas de ilustración o la receta mágica para convertirse en un gran artista. No. de hecho, una de los eslóganes del libro es precisamente que no necesitas saber dibujar para entrar en su juego. ¿Y qué nos propone este libro, entonces? Javirroyo nos anima a utilizar el dibujo como una herramienta fundamental para ayudarnos a despertar nuestra creatividad e imaginación, a entrenar nuestra agilidad mental, y a (re)conectar con nosotros mismos y nuestras motivaciones profundas. Esto lo iremos logrando a través de los diversos ejercicios que pueblan las páginas de este “Dibujo, luego existo”, y es que Javirroyo lo tiene claro: no cree que haya gente que nazca con un don divino, sino que apuesta porque cualquier persona pueda entrenar ciertas habilidades al igual que se entrena el cuerpo en el gimnasio. Uno de los ejercicios que más me han gustado ha sido el de encontrar tu ikigai, que es un concepto que aprendí gracias a libro de Héctor García y que me parece fundamental para intentar llevar una vida más plena. También me he divertido mucho con los ejercicios en los que tenía que conectar ideas que a priori no parecían tener mucho en común, y es que Javirroyo nos ayuda a pensar fuera de la caja, a replantearnos nuestro modo de ver ciertas cosas, a no ser tan rígidos de pensamiento, y eso me parece un regalazo. Muy interesantes, tambien, sus reflexiones sobre los límtes del humor, la libertad de expresión y la autocensura. Si te gustan los libros que te motivan a entrenar tu creatividad interior, y a fomentar tu desarrollo personal, como “El camino del artista” o “Destroza este diario”, este libro es para ti. Y ahora yo me voy a seguir entrenando mi cerebrín, porque pongo a Dios por testigo que nunca volveré a ser una negada jugando al “Pictionary”. |
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