Daniel llega, 30 años después de abandonarlo, al pueblo de su infancia Berzocana, a la casa familiar porque su padre se encuentra enfermo a punto de morir. Al llegar mientras avanza por las calles en dirección a la casa, su mente le hace recordar su infancia, el colegio con las continuas burlas de los demás niños y sus padres. Es entonces cuando el autor nos transporta a la niñez del protagonista y a sus padres: Juan maestro y Adriana profesora de violín, frágil de salud y que lo es todo para su marido. Tras la muerte prematura de su madre, Daniel vive una infancia junto a un padre sombrío, malhumorado y nada cariñoso, que en el fondo le culpaba de la muerte de su mujer. El libro es corto, y aunque la historia está bien escrita con descripción que en algunos momentos te transportan a ese pueblo y a ese momento que nos narra, no es nada especial. Es una pena porque no me gusta calificar tan bajo un libro, pero siendo sincera no puedo ponerle más puntuación. Si me gusta el estilo en que está escrito pero no es un libro que me haya enganchado. La historia se queda muy plana es una narración simple donde todo lo que ocurre es lineal. Le falta esa emoción intensa que te atrapa como lector en cada palabra. Y el final es cortante sin más. + Leer más |