Madame Gauguin

En este libro, la autora nos presenta una biografía novelizada de Aline Chazal. Una mujer que tuvo que crecer a la sombra de una madre de fuerte carácter, independiente, y con un gran activismo social: la feminista Flora Tristán.

Las grandes expectativas que su madre puso en ella, y el abuso físico que sufrió por parte de su padre, marcaron su personalidad, e hicieron de ella una mujer tímida, solitaria y sin apenas expectativas vitales.

A pesar de ello, su vida transcurrió en diferentes escenarios interesantes históricamente.

En su niñez, se movió dentro de los círculos culturales parisinos, conociendo a personajes de la talla de George Sand y Eugéne Delacroix.

Posteriormente, y tras vivir un tiempo en Burdeos (donde se casó con Clovis Gauguin y nacieron sus hijos Paul y Marie), vivió unos años en Perú junto a su familia materna. Allí, a pesar de su viudez, disfrutó de un modo de vida privilegiado, y nació su afición por las antigüedades precolombinas.

Tras un tiempo residiendo en el país andino, y en vistas de la inestabilidad política existente en él, previa a la guerra civil, retornó a Francia con sus hijos. Primero a la casa familiar de su marido en Orleans, y más adelante, a Paris, donde vivió los últimos años hasta su temprana muerte.

Su experiencia cómo madre se caracterizó por el apego a su hija Marie, y por la ausencia de conexión con su hijo Paul Gauguin. En él, veía reflejado el carácter fuerte e independiente de su madre (por un lado), y la conflictividad y agresividad de su padre (por el otro). Esto hizo que la relación entre ambos fuera distante, y además, se viera truncada por la muerte repentina de ella.

La lectura de esta novela me ha permitido conocer a una mujer eclipsada por su revolucionaria madre y por su famoso hijo. Aunque si que es verdad que me hubiera gustado que se centrara más en ella, y dejara de lado las experiencias de personajes secundarios cómo su cuñado o su último amante.