Confinamiento

No he podido dejar de sentirme impactada ante esta novela corta de Roberto J. Rodríguez tan diferente de lo que suelo leer habitualmente. Estoy realmente contenta de haber salido de mi zona de confort a este respecto puesto que difícilmente es una obra que pueda dejar indiferente y considero que nos impele a la reflexión. Se trata de una novela urbana con una historia romántica que, pese a no ser para mi lo fundamental de su argumento, sirve perfectamente a modo de hilo conductor y revulsivo de la trama mucho más extensa.

Ante todo quisiera resaltar el hecho que su título "Confinamiento" nada tiene que ver con los sucesos que recientemente hemos vivido en 2020; de hecho, la novela se desarrolla en 2002. La obra está narrada desde el punto de vista de David, un joven que, a raíz de diferentes traumas que en su mayor parte hunden sus raíces ya en su infancia, lleva años viviendo sin ilusión, casi dejándose llevar por la inercia del día a día y sin mayores expectativas. Esta misma dinámica hace años le hizo renunciar a su gran amor, Emma, ante el convencimiento de que él solo podría proporcionarle una vida infeliz en el futuro. A través de sus reflexiones nos damos cuenta de que parece que David ha decidido darse la oportunidad de encontrar la felicidad y, en definitiva, tomar las riendas de su propia vida apartando las telarañas de la desidia.

La montaña rusa de sentimientos en la que me ha subido la novela es especialmente sorprendente en sus escasas 100 páginas. Puede que haya detalles que me hubiese gustado conocer de manera más profunda pero, no por pasar de puntillas sobre ellos, ha perdido parte de su efecto (quizás, de hecho, en este detalle radique una de las claves de la angustia que me ha provocado). Considero que se trata de una obra descarnada; su desarrollo no requiere de florituras y precisamente nos lleva de manera directa a los hechos más abrumadores consiguiendo así todo el impacto emocional.

La manera en que David decide llevar su vida (justificándolo con ese halo de inevitabilidad ante las desgracias sufridas), así como el propio desenlace, incitan de manera magistral a la introspección. En lo que a mi respecta, el efecto logrado excede con mucho los sentimientos arrancados por la historia de amor que, sin embargo, funciona perfectamente como detonante de la catarsis del protagonista. Soy consciente de que, sin ser este el caso, el terreno de la literatura de terror es en el que el autor se desenvuelve de manera más natural pero ¿puede haber algo más terrorífico contra lo que luchar que los propios fantasmas que no quieren abandonar una mente rendida a ellos?