La bibliotecaria de Auschwitz

Hace unos meses visité con unos amigos el museo estatal de #Auschwitz-Birkenau en Oświęcim, una pequeña ciudad al oeste de Cracovia donde se levantó la mayor fábrica de muerte conocida en el mundo. (Para todos los que estéis interesados en visitarlo contactad conmigo a md y os explico la forma mas economica, rapida y segura de visitarlo desde Cracovia, ahorrareis tiempo y dinero y yo encantado de ayudar)

En 1940 abrió sus puertas este imponente complejo habilitado por el tercer reich a manos del Führer Adolf Hitler y con la supervisión directa del jefe de las SS Heinrich Himmler y del Doctor Josef Mengele, encargado del control médico del campo y de los experimentos genéticos que allí se llevaban a cabo.

El libro está basado en hechos reales y cuenta la historia de Dita Dorochova (en realidad Dita Kraus 1929, actualmente reside en Israel) una joven de 14 años que tras pasar por Tezerín, el campo de concentración más cercano a su Praga natal, en 1943 es deportada a Auschwitz, allí recibe el encargo más importante de su vida, custodiar la pequeña biblioteca del clandestino profesor y jefe del barracón 31, Fredy Hirsh, formada por sólo 8 libros de diversas materias que parafraseo textualmente “No era una biblioteca extensa. En realidad, estaba formada por ocho libros, y alguno de ellos en mal estado. Pero eran libros. En ese lugar tan oscuro donde la Humanidad había llegado a alcanzar su propia sombra, la presencia de los libros era un vestigio de tiempos menos lúgubres, más benignos, cuando las palabras sonaban más fuertes que las ametralladoras”. A esta ardua tarea había que sumar la más evidente, sobrevivir en medio de aquel horror en que las personas vivían hacinadas, las enfermedades se multiplicaban, el alimento escaseaba, las condiciones climáticas eran extremas y además se practicaba ejecución masiva de miles de personas diarias en las cámaras de gas, experimentos genéticos del doctor Josef Mengele en su afán por el perfeccionamiento de la raza aria y de las gestaciones múltiples.

Es una visita muy dura y es muy probable que salgas de allí entre lagrimas y sollozos pero como bien dicen "el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla".
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