El gigante enterrado

Perdonar y olvidar, o recordar y afrontar.
¿El olvido necesariamente conlleva el perdón? Que sucede si olvido la muerte de mi hijo, la guerra que azota la región, o al amor de mi vida, que si solo vivo el día a día con un ligero resquemor de que hay algo allá en el fondo de mi alma que sé que debería importarme, pero no sé que es. Esque acaso por olvidar la infidelidad significa que no paso, o que voy a perdonar a quien la cometió. Quizás lleve una vida más tranquila, quizás tenga menos cosas por las que preocuparme al terminar el día, pero ¿no estaría también perpetuamente inquieta por no saber de donde salen mis cosas, mi familia, mi historia? La contraparte, recordar todo, ser lúcido en extremo, saber donde pones las llaves y recordar cada uno de los problemas que surgen en tu día, pelearte con medio mundo por tus creencias inamovibles, llorar la muerte de tus seres queridos, buscar venganza tras la guerra y la cura para las pandemia, sentir el sufrimiento de la pérdida por una infidelidad y después de un tiempo el alivio de una herida sanada, o la picazón del rencor... ¿Que eliges? Enfrentar el dolor y recordar, o quedarte anestesiado en el olvido.

En el medio de la Inglaterra medieval, Ishiguro pinta con luz el retrato de un par de personas que se plantean las cuestiones que he planteado ya, su pluma va mezclando las leyendas de Arturo y sus caballeros de la mesa redonda, con las creencias del cristianismo antiguo y la realidad de lo que fue esa época oscura plagada de matanzas y pestes. Pero de la mano del escritor descubrimos no solo las leyendas de Avalon y Merlín, sino también algo más real, la cotidianidad de la vejez, el dolor de espalda, el cansancio de las vidas largas, pero también la perseverancia, la lucha contra el tiempo, el orgullo, el valor de la compañía, y el cariño, ese que nace después del amor, ese que es mezcla de costumbre y necesidad.
En este libro Ishiguro pule su escritura prolija de por si, manipula la luz del paisaje inglés, va descubriendo las sombras de los entresijos del alma de personajes que no pueden ser descritos más que como memorables y por si fuera poco plantea preguntas incomodas pero necesarias a punta de dragones y caballeros errantes. Totalmente recomendable.