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La vida y personalidad de Leonardo da Vinci son dignas de conocer, puesto que quizá no entren dentro de nuestra idea preconcebida de este personaje tan ilustre. No lo llamo genio, nunca más, puesto que Isaacson nos demuestra una y otra vez que Leonardo (de Vinci, la ciudad italiana, ya que nonse trata de su apellido) el florentino, no fue nunca un genio, sino una persona normal y corriente con mucha curiosidad y ganas de aprender de muchos temas diferentes. Pocas obras acabadas de Leonardo tenemos en la actualidad, no porque se destruyeran o desapareciran, sino porque era proclive a no acabar nada, ya qhe cuando estaba a mitad de un proyecto, comenzaba a sentir interés por otro. Por ello, sus clientes se hartaban y su paciencia acababa al ver que sus pedidos nunca eran terminados. Si encargaban una estatua ecuestre, para lograr un caballo de lo más real comenzaba a estudiar la anatomía del animal con ejemplares vivos, disecados, partes del mismo despiezadas, buscaba información de libros, y al final se dedicaba a escribir un tratado sobre caballos y se olvidaba de hacer la estatua. El mensaje que nos transmite Leonardo a lo largo de los siglos es el siguiente: no hace falta ser brillante o haber tenido la suerte de tener una buena educación, con sólo tu esfuerzo puedes conseguir lo que te propongas. Por eso, anima bastante a cualquiera leer la fascinante vida del pintor, escultor, inventor, ingeniero, organizador de eventos, escritor, ensayista, cómico, investigador, biólogo, y un largo puntos suspensivos, ya que si él conseguía (si su falta de atención le dejaba) sus objetivos más difíciles con una inteligencia normal, ¿por qué no vamos a poder alcanzar nosotros los nuestros? |
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