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“En un mundo en el que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres se sentían obligados a delinquir para ayudar a los miembros más desfavorecidos de la sociedad. Eran como Robin Hood: robaban a los ricos para socorrer a los pobres.” ~ La banda de jubilados que cantó dos veces bingo de Catharina Ingelman-Sundberg. Un grupo de jubilados abandona su residencia para independizarse y vivir al estilo Robin Hood. Deciden dedicarse a ganar dinero –sea la vía que sea, léase ganar dinero en Las Vegas con métodos poco ortodoxos o robar bancos– para destinar las ganancias a mejorar la calidad de vida de los ancianos en las residencias pero también con otros objetivos filantrópicos. El problema es que no todo es tan fácil como parece y poco a poco sus objetivos “robinnianos” se van complicando. El libro es entretenido y se lee solo. Cierto es que se me ha quedado un poco soso porque tenía en mente El club del crimen de los jueves y sus personajes encantadores. No es que en este no lo sean, pero me ha faltado quizá una mayor implicación con ellos; los he sentido más fríos, menos sentimentales; y también me han faltado esos mensajes subyacentes de vive porque la vida pasa volando. Los que hayáis leído El club del crimen de los jueves seguro que me entendéis. |