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Felix tiene un salón de tatuajes en Madrid, su última relación estable le dejó bastante tocado. Por lo que pensar en una nueva relación no entra en sus planes. Luz viene de una familia donde las apariencias pesan más que la felicidad. Algo que a ella le importa más bien poco. Trabajar con Félix en su salón de tatuajes es lo que más feliz le hace. Aunque, ¿qué sucede cuando lo que sientes por tu jefe explota? Habrá que averiguarlo. Esta historia es puro fuego, la química que hay entre los dos personajes traspasa las páginas abrasando todo a su paso. Como en el caso de la primera parte me ha encantado poder conocer el entorno de Luz y Félix ver en el caso de ella ese apoyo de la familia que se elige. A diferencia de la de sangre que en su caso deja bastante que desear. En el caso de Félix es un gusto seguir disfrutando un poco de Martín y Ané, de Rafa y conocer a ese grupo de amigos que son también familia para él. La historia se lee fácil, rápido y disfrutando de principio a fin. Ana ha creado una serie adictiva, de esas que según termina ya estás deseando leer la siguiente y descubrir que se esconde detrás de sus nuevos protagonistas. |
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