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Esta es una novela de pérdidas y encuentros, una novela de padres e hijos, una novela que reproduce la vida porque en ella se reproducen algunos hechos de la vida de la escritora. de nuevo, y más de un año de haber leído “Todo cuanto amé”, vuelvo a Siri y lo hago con una de sus primeras novelas que por casualidad encontré -o, mejor dicho, me encontró- en una librería de segunda mano. Los hermanos Davidsen, el psiquiatra Erik y la ensayista Inga, divorciado y viuda, que viven en Nueva York, acaban de perder a su padre y su muerte ha abierto un cajón oculto en la vida de éste: un profesor de historia, soldado en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, hombre cabal y sensible, de Minnesota. Entre las cartas que guardaba y un diario entre 1937 y 1942 a modo de memorias escritas en los últimos años, aparece una misteriosa carta, del verano de 1937, en la que el futuro padre de los Davidsen jura no contar nunca algo que ha sucedido con una mujer. Lisa se llama la que obligó al padre a guardar un secreto. Pero esta carta es sólo la chispa que lo enciende todo y que, a modo de MacGuffin, nos introduce en la vida de Erik, quien nos narra todo en primera persona. Si algo te engancha de esta novela es la forma de estar narrada, entre los recuerdos del padre, la lectura del diario de éste y la vida de Erik, introduciendo una compleja trama red de personajes secundarios a cada cual más interesante. La novela de Hustvedt es a la vez familiar, confesional y fantástica, y tiene los elementos necesarios para crear una gran historia que te engancha: la memoria, los secretos familiares y la búsqueda de la identidad. Una novela que, en definitiva, habla del arte de recordar y construir historias. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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