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Asturias se convierte en el escenario para esta novela negra. Concretamente en Colombres, un pueblo pequeño y aparentemente tranquilo, en la zona oriental. Todo empieza con la desaparición de la hija adolescente de Berta. La joven fue hacer unas fotocopias y allí se pierde su rastro, es secuestrada. Cuarenta y ocho horas después, la dejan en libertad pero sin recordar absolutamente nada. Todo se complica y toma más importancia de que le daban, cuando se repite la historia con otra adolescente y a su vez lo asocian a otro caso que se produjo en Madrid hace veinticinco años atrás. La inspectora Roldán, de la policía Nacional de Gijón y la cabo herrero, de la Guardia Civil de Colombres, no pararán de investigar hasta dar con el responsable de estos secuestros. Me ha resultado una lectura muy entretenida, ágil, fluida y muy bien narrada. La ambientación es lo que más me ha gustado. Se nota que la autora se ha documentado muy bien sobre los lugares que van apareciendo y sus historias. También aparecen expresiones y palabras típicas de allí y eso le ha dado un toque especial a la historia y a sus personajes. Describe todo muy en profundidad. Los personajes están bien construidos pero para mí, me ha faltado un poco más de profundidad en algunos de ellos. Mi favorita ha sido Olaya. Mis sospechas no iban mal encaminadas e intuí quién podría haber detrás de los secuestros pero también hubo algún giro en la trama que no esperaba. |
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