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Este thriller romántico, tiene un montón de elementos que la hacen atractiva para el lector, un asesinato sin resolver, una herencia muy jugosa, un incesto y sobre todo unos personajes capaces de despertarnos sentimientos muy dispares, desde la ternura, hasta el asco. Pero lo realmente especial de esta novela, son los miembros de la familia protagonista. Linda Howard nos presenta una familia de Alabama, con dinero y poder suficientes para poder conseguir casi cualquier cosa. Una familia bajo el mandato de Lucinda Davenport. Abuela de Roanna Davenport, la protagonista de la historia. Creo que puedo y debo decir que mientras leía la novela, me sentía totalmente indignada, como podían ser la mayoría de los personajes tan pérfidos. Encontraba desde el más depravado, hasta el ruin, pasando por el malicioso. Y todos parecían tener un objetivo común, Roanna. Creerme cuando os digo que por momentos quería abrazarla, pero sobre todo quería darles su merecido a los que con su maledicencia, su indiferencia y su malignidad daban un golpe tras otro a la autoestima de Roanna, hasta convertirla en una persona insegura, inestable e infeliz, que sin embargo, durante su vida, mantiene una constante, su amor por Webb, por los caballos y por Davencourt (la mansión familiar). Webb aparece desde el principio como la gran esperanza de Lucinda, el elegido, el heredero. Mucha responsabilidad para un muchacho recién entrado en la adolescencia, que sin embargo, está decidido a asumir el control de los negocios familiares con una ambición voraz. Webb es un personaje que consigue tener mi simpatía en algunas partes del libro, mientras que en otras me parece algo despreciable y al final consigo hacer las paces con él. ¿Descubriremos quien es el asesino? ¿Conseguirá Roanna ser feliz? ¿Qué papel jugará Webb en la historia, será el héroe o el villano? Primera novela que leo de Linda Howard y creo que no será la última. |
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