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Segundo libro del ciclo mitago, que una vez más no me ha llegado a encandilar. Creo que el libro es demasiado “complejo” o tiene demasiados “adornos y florituras” para lo que realmente cuenta. Su trama es simple, casi desde inicio sabes cómo acabará, pero ciertamente, en el recorrido te irás sorprendiendo a veces para bien y otras para mal. Su comienzo me ha gustado más que el primer libro (Bosque Mitago). En el mismo vemos como una pequeña niña llamada Tallis, va descubriendo nombres de lugares místicos y cómo a través de unas máscaras, es capaz de alcanzar mayor conocimiento de los mismos. Esta pequeña será la que ingrese esta vez en el bosque ancestral, para vivir alguna que otra aventura … ciertamente sorprendentes e inquietantes. Sin entrar en muchos detalles, la historia avanza con Tallis en el bosque, creciendo y corriendo peligros. Lo que me ocurre es que, aunque creo que es una historia potente, no llego a casar con la forma en la que el autor la transmite. Para mi gusto, el libro se enreda en extensas parrafadas de información que no aporta más de lo que podrías contar con dos líneas. Por momentos, al final del libro, tuve que volver atrás porque estaba confuso, no sabía que estaba ocurriendo o porqué. Por este motivo me quedo con una sensación agridulce. Por un lado la historia y fantasía presentada es especial, pero por otro lado, el acabar la historia era como subir una cuesta bastante empinada. |
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