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La autora situará la narración en dos épocas que, aunque a primera vista no parecen tener nada en común salvo la historia de las “pinturas negras” de Goya, estarán más conectadas de lo que creemos. Por un lado, la historia se ambientará en la ciudad de Madrid de 2016, donde se ha cometido un asesinato en la sala de las “pinturas negras” de Goya del Museo del Prado. El detective Bernardo Vera será el encargado de resolver el caso y contará con la ayuda de Ada Adler, una especialista en Goya que aportará información muy relevante para su resolución. Por otro lado, la historia se ambientará en la ciudad de Venecia de 1873, donde nos encontraremos con una misteriosa joven bajo el nombre de Alessandra que también parece estar muy interesada en las, aparentemente, catorce “pinturas negras” de Goya. Personalmente, al principio me costaba seguir el hilo de esta segunda perspectiva, ya que no se conoce nada sobre el personaje de Alessandra y no empiezas a comprender y relacionar elementos de ambas épocas hasta casi el desenlace de la historia. En lo que respecta a la construcción de los personajes, cada uno de ellos posee una personalidad que encaja perfectamente con el papel que desempeña dentro de la historia. Sin embargo, también tengo que mencionar que, desde mi punto de vista, a veces da la sensación de que la autora añade información extra que realmente no aporta nada nuevo o interesante a la historia. No obstante, ha sido una novela que he disfrutado mucho. Se nota que la autora se ha documentado muy bien tanto acerca de los escenarios (Madrid y Venecia) como del pintor español y sus obras. El libro combina a la perfección una lectura amena con una historia adictiva, por lo que no puedo hacer otra cosa que no sea animaros a leerla. |
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