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Cuando un cómic como este llega a las manos de una, no se puede hacer otra cosa que dar las gracias por haber tenido la suerte de llegar a él, de leerlo y de ver el amor y respeto que hay en cada página. Lo que ha hecho María Herreros no es la típica biografía a la que podemos estar acostumbrados: lo que encontramos son retazos de la vida de Georgia O'Keeffe que, a través de hilos conductores como las cartas que escribió y su obra, nos permiten acarcanos a la mujer libre y sensible que fue. A la mujer que quiso dar un giro a la pintura y se convirtió en uno de los mayores referentes del arte estadounidense en el S.XX, a la que se resistió a los encasillamientos freudianos de la época, a la que no quiso que su obra se redujera o tuviera límites. A la mujer que quiso hacer del mundo un lugar más bello y apostó por su obra cuando nadie más lo hacía. A la que sí tuvo tiempo de pararse a mirar las flores. Un acercamiento que va directo al corazón, que lo pone calentito, que te hace desear que fuera más largo y también tener ganas de saber más y más de esta artista. A ella y a María Herreros: gracias y gracias por esta maravilla. |
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