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Es difícil hablar de una segunda parte sin revelar nada de lo ocurrido en la parte anterior pero allá vamos. Este libro me ha tenido totalmente enganchada a él sin poder soltarlo, lo leí en una LC y había días que era tan imposible parar que leíamos las metas de dos días y al final tardamos casi la mitad de lo planeado el terminarlo. El libro arranca con un salto temporal de dos años y nos encontramos con los mismos personajes que ya conocíamos, pero ninguno de ellos es exactamente el mismo que en pasado. La acción no tarda ni cero coma en arrancar y el ritmo no baja en ningún momento hasta el final, aquí no hay ni medio segundo de respiro para asimilar todo antes de que un nuevo giro te vuelva a poner todo patas arriba. Esta historia tiene de todo. Hay momentos que hacen mucho daño y te rompen el corazón porque es imposible no empatizar y sufrir con ellos y hay otros que ayudan a curar el corazón después de haber sido destruido. También hay momentos en los que es imposible aguantarse una buena carcajada, estos normalmente se deben al gran Lucas Varela; y otros en los que será imposible no acabar frustrado por diversas razones. Toda esta mezcla te lleva hasta un final increíble que no me ha podido parecer más perfecto. Si ya quería a los personajes de esta historia en la primera parte, después de esta parte solo quiero que me adopten en la preciosa familia que han formado. Lovem y Tristan son unos reyes que se merecen todo lo bueno que les pase y más. Pero aquí hemos conocido un poco más a Magnus, Josh y Lucas y es imposible no quererles más, aunque algunas veces den ganas de darle una buena colleja a alguno de ellos. Alicia está un poquito menos presente pero cada vez que aparece nos da un momentazo por lo que también se le coge cariño. Y a Eric solo puedo pedirle perdón por haber pensado tan mal de él al principio cuando nunca lo ha merecido. Y hasta aquí esta pequeña reseña de mi primer 5 estrellas del año |
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