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Los dos juntos descubrirán mucho de lo que quieren, quienes son y en quienes se quieren convertir estando juntos, con las horas interminables de conversaciones, paseos y ratos mirando al mar. Pero el destino a veces es caprichoso y cuando Tania había encauzado su futuro y sabia lo que quería y lo tenía encauzado, algo pasa en la capital que Miguel tiene que salir pitando para allí, la cosa no pinta muy bien, pero se prometen que ese amor que nació en verano no morirá y aunque sea a distancia(o por lo menos un tiempo). Con esta historia he vivido como dos personas han crecido, evolucionado y visto que querían ser juntas, se han apoyando y han hecho al otro ver que podían alzar el vuelo y soñar, porque ellos tiene la fuerza suficiente para ser quienes quieren ser, que los sueños se cumplen, pero que hay que luchar y tener mucha fuerza. He visto a dos personas consolarse, quererse y amarse con locura. Dos personas que volvieron a creer en el amor. Pero sobre todo dos personas que descubrieron donde estaba su hogar. Las historias de amor de verano ¿Tienen fecha de caducidad? La autora una vez más vuelva a engancharme con su historia, con su forma de escribir y meterse en debajo de mi piel, solo quería saber cuál sería el final de la historia de Tania y Miguel. Pero deciros que su forma de describir los sitios ha hecho que estuviera en ese mismo sitio y tenía la sensación como si fueran mis ojos los que estuvieran viendo lo que ella describía. Vanessa ha hecho que aunque el final no sería lo que me habría gustado a mí terminara esta historia con una sonrisa. |
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