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Enric Hercé, el autor, nos pone en la senda de lo que la violencia puede provocar en todos los países del planeta. Así como sobre el control que tratan los diferentes gobiernos mundiales de conseguir sobre sus habitantes. Todo ello salpimentado con la vida en fuera de los estándares terrestres. Desde el comienzo de esta novela de ciencia ficción observamos cómo se divide la acción en tres partes, las cuales se van interconectando entre sí. Las dos más importantes son las que mezclan los recuerdos del protagonista, Max un agente de la ley, con la acción en tiempo real en una colonia extraterreste que intenta asemejar la vida en la Tierra, pero sin la violencia que en el planeta azul existe. de esta manera, el autor critica el poder que ejercen las grandes corporaciones empresariales, pues en su obra son las que suministran los recuerdos a las personas y controlan los medicamentos que inhiben la violencia del comportamiento humano, sobre los gobiernos. Igualmente, explica la novela la forma en que las personas pertenecientes a las clases dirigentes y/o con un alto poder adquisitivo, crean sus vínculos para dominar, o controlar, al resto de la población. Además, de un modo más filosófico y crítico, trata sobre la cada vez mayor dependencia humana de la tecnología. Y de las drogas farmacológicas que consiguen mantener, o al menos intentarlo, a los humanos supuestamente felices y sin agresividad. Critica a su vez el adormecimiento del intelecto a través de programas sin estimulación cerebral positiva. Es decir, no propiciando la visión crítica inherente al Ser Humano. Da también una visión u opinión de lo que tiene que ser, o cómo debe actuar una persona íntegra. Por otro lado, habla sobre el afán de inmortalidad del hombre usando cualquier posibilidad que ofrezca los avances científicos. Aún a riesgo no de no ser ni éticos ni legales. Personalmente, me ha gustado bastante por las reflexiones filosóficas y morales en las que embarca al lector. Por eso pienso que es muy recomendable. |
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