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En la contraportada del libro, se indica que el manuscrito del libro fue presentado por Herbert a varias editoriales, siendo este rechazado, hasta que finalmente fue publicado en 1974 y en tres semanas se había agotado la primera edición que contaba con 100.000 ejemplares. La edición es preciosa, sobria y con una ilustración de cubierta muy acertada de Rafael Martin Coronel. Hablando del autor muy a grandes rasgos, podemos comentar que James Herbert nació en Londres en el año 1943, fue un escritor prolífico que dejo 23 novelas escritas que han vendido muchos millones copias y que lamentablemente falleció en 2013. El libro se ambienta en los años 70 en Londres, donde de manera repentina aparece una especie de rata enorme, del tamaño de un perro aproximadamente que devora a la gente que se pone a su alcance. al principio empiezan a ser casos aislados, pero poco a poco, con el crecimiento exponencial de las ratas debido a su rápida reproducción el caos y el horror se apoderan de una pequeña área de Londres, como lectores asistiremos a carnicerías protagonizadas por las ratas en sitios cerrados con concentración de gente tales como un cine. El ritmo vertiginoso de la novela, te atrapa y no puedes dejar de leer, escenas de acción y horror se sucederán con fines inevitables y muy pocos podrán escapar al encuentro con las ratas. Aunque se trata de una novela donde aparecen multitud de personajes con una breve explicación de sus circunstancias, lo cierto es que tendremos un protagonista indiscutible que se vera arrastrado por la trama a realizar acciones jamás imaginadas por su persona, estoy hablando de Harris. Harris es Un profesor de un colegio de una zona marginada de la ciudad, que estará involucrado en el plan de choque contra las ratas, en primera línea, y gracias a sus conocimientos del lugar, podrá ayudar en estas tareas de contención e intento de exterminación. Lo interesante de esta novela es como también indica en la contraportada su dosis de realismo. Tomar un animal como es la rata, real y palpable y sin añadir ningún elemento sobrenatural o fantástico y además causar miedo es difícil y está hecho con gran maestría. Las situaciones son bastantes verosímiles e incluso la propuesta de una plaga de este animal tampoco se hace improbable, y es esto, precisamente, lo más terrorífico del asunto, ese “podría pasar en la realidad” da bastante respeto. La violencia y las masacres de las ratas están narradas y descritas de forma prodigiosa, con un ritmo endiablado, que a veces intercala con pausas para presentarnos hechos cotidianos en la vida de Harris para que empaticemos con el personaje. Al final del libro, hay un giro o intento de dar una connotación a la novela que no queda muy lógico con la sucesión de los hechos, lo que no me ha terminado de convencer. |
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