Menos voluminoso que el origen de la saga, está continuación es, sin embargo, tan densa o más que el primer libro. Intrigas, profundas reflexiones y un aura mística inundan sus páginas con una infinitud semejante al inabarcable desierto que engulle a los personajes. Puede producir desaliento en ciertos tramos, pero al final todo cobra sentido, dejando ganas de profundizar en la saga.
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