Relato pequeño que sin decir demasiado te proporciona tantas preguntas sobre los protagonistas y sobre la vida misma. Hay muchos cabos sueltos, pero no interesan al autor. Lo que quiere es señalar lo vacío de la existencia, lo absurdo de algún comportamiento, lo retorcidos que podemos ser o, quizás, como no sabemos reconducir nuestras decisiones una vez que se ven equivocadas. Es también una narración sobre la huella que dejamos en los demás. La edición de Nórdica -bilingüe e ilustrada- es un plus para este breve relato o disertación de Nathaniel Hawthorne. Traducido por María José Chuliá e ilustrado a blanco y negro, de forma brumosa, por Ana Juan. |