En La estepa infinita, Esther Hautzig nos cuenta la dura infancia que tuvo cuando a principios de la Segunda Guerra Mundial los rusos deportaron a su familia polaca a Siberia acusados de capitalistas. Condenados a trabajos forzosos en la inmensa estepa siberiana, Esther nunca perdía la esperanza. En esta biografía comparte su rutina diaria y la de su familia, caracterizada por la pobreza y la desgracia. Nos hace testigos del hambre que pasaban, el agotamiento físico y mental, las condiciones del lugar donde vivían, la falta de recursos como ropa de abrigo o leña para calentarse, etc. Al igual que esos libros que relatan experiencias en campos de concentración, Esther es una superviviente más en otro tipo de pesadilla comparable a la anterior y que, al contrario que otras personas, corrió la suerte de superar las adversidades, sobrevivir y encontrar una salida a tanta penuria, pudiendo así tener un futuro por delante y compartir su experiencia con nosotros. Creo que leer este tipo de libros de vez en cuando vienen bien para reflexionar y sentirnos más agradecidos con nuestra posición privilegiada de hoy en día. Y, por supuesto, no hay forma mejor de aprender y no olvidar la historia que leyendo desde experiencias personales reales. |