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En 1893 ya no hay brujas. En el pasado sí que las había, en esa época oscura antes de que empezasen a encenderse las hogueras. Ahora, la brujería es poco más que hechizos de amas de casa y canciones infantiles. Si la mujer moderna quiere algo de poder, las urnas son el único lugar donde puede llegar a conseguirlo. Pero James Juniper, Agnes Amaranth y Beatrice Belladonna, las hermanas Eastwood, se unen a las sufragistas de Nueva Salem y empiezan a buscar las palabras y los componentes olvidadas capaces de convertir la revolución de las mujeres en la revolución de las brujas. Ya no hay brujas. Pero las habrá. Tengo opiniones encontradas con esta obra, ya que el concepto de usar canciones infantiles o tradicionales como forma de magia me ha parecido muy original e interesante. Sin embargo, al llevarlo a la práctica me produce cierta disonancia, ya que ocurren hechos muy duros y crueles al tiempo que las protagonistas recitan cancioncillas. Esto me saca un poco de la historia, ojalá me hubiese convencido más. La historia y la narrativa me han gustado bastante, tocando una gran variedad de temas a través de todos sus personajes, como la homosexualidad, el feminismo o el racismo. Me gusta mucho esta riqueza en la historia, aunque al mismo tiempo siento que algunos de estos temas se han tocado de forma muy superficial, especialmente el racismo. Además, aunque el tema del sufragio se sitúa como uno de los temas centrales al principio, se va diluyendo en la trama de la magia, lo cual me parece una pena. Las hermanas Eastwood son las fuertes protagonistas de una historia con muchos grises y que podría haber sido mucho más. Pienso que el libro está lleno de buenas ideas compuestas con una narrativa entretenida, pero cuyo desarrollo podría haber sido mejor. de todas formas ha sido una lectura muy interesante y tengo ganas de continuar leyendo a la autora. Irbis. |
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