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Este libro ha sido magia. Literalmente. La magia que hay en los cuentos antiguos, la magia que hay en las historias que se cuentan a la luz de las velas, la magia que fluye entre objetos cotidianos y canciones que los niños cantan entre risas, la magia que crepita en una hoguera durante la hora de las brujas, la magia que suena en el corazón del que tiene la voluntad suficiente para cambiar el mundo. Por no hablar de la magia en las palabras de Alix, magia a través de metáforas que se anclan a la piel, frases que luchan con fuerza a través de las voces de sus protagonistas, descripciones que murmuran verdades perdidas y que no pueden ser encontradas... Magia. Simple y llanamente. Juniper. Bella. Agnes. Tres hermanas que llevan demasiado tiempo sin saber de las demás, con traiciones guardadas en los latidos de su corazón y un pasado compartido lleno de una oscuridad podrida. Se encuentran cuando el hilo tira de ellas y las une en la plaza de Nueva Salem, con una torre oscura y enredada entre ramas enrevesadas y puntiagudas que parece más el eco de un recuerdo en el horizonte. «Las brujas han vuelto», murmuran los demás, asustados sin saber realmente lo que significa; asustados porque es lo que les han enseñado: las brujas son malas, maldicen y odian; como todas aquellas mujeres que ansían el voto femenino y mostrar su valía. Un cuento oscuro que habla de sororidad y la magia que se esconde entre las palabras siempre pronunciadas y los ingredientes que hay en cualquier alacena. La historia de tres hermanas, con personalidades tan distintos como complementarios: la sabia, la rebelde y la fuerte. La Anciana, la Doncella y la Madre. Tres que siempre serán por separado, pero cuyo hilo las une para formar una sola: mucho más fuerte, poderosa y escurridiza de lo que los hombres se puedan esperar. Porque ellas están listas para recuperar lo que es suyo, para levantar el poder de las brujas que siempre quemaron, pero que aún persisten en los recuerdos y en la magia que crepita cuando caen las estrellas. Crueldad, violencia y sombras. Adversidades que siempre se ponen frente a aquellos que ansían cambios y están dispuestos a alcanzarlos. La historia de estas tres hermanas y todas aquellas que acaban a su lado, en uno u otro momento, a veces con más miedos que dudas, a veces al contrario, es lenta, quizás incluso cotidiana aunque la cotidianidad sea lo que más escasea en esta novela, avanza a pasos igual de pequeños de lo que lo ha hecho el feminismo en nuestra sociedad, pero, al igual que esta, se saborea con el sabor de la justicia y el dolor de la injusticia. |
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