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"La plegaria de la calle" (que, por cierto, ¡menudo titulazo!) nos introduce en un mundo de fantasía oscura... muy oscura. Un mundo repleto de tinieblas. Hay ghouls, hombres de piedra, hombres de sebo, ladrones, alquimia, catacumbas y dioses que se manifiestan en el mundo terrenal a través de aquellos a los que bendicen (¿o quizás sería más adecuado maldicen?) con la santidad. Es un libro que desprende rencor, odio, miedo y corrupción. Un libro en el que están presentes los sentimientos más oscuros del ser humano. Un libro que rezuma muerte y en el que hay poco lugar para la luz y la esperanza. Aunque sí que hay hueco para los secretos, las sorpresas y según que otro sobresalto. La historia transcurre en el interior de una ciudad que se mantiene en un frágil equilibrio, gobernada por facciones divididas que lo que buscan es desestabilizarla para alzarse ellos con todo el poder. Pero, a pesar de ser esta ciudad el núcleo en el que transcurre la mayor parte de la trama, también se nos permite echar un vistazo extramuros presentándonos un mundo asolado por un conflicto mucho mayor, con una guerra en pleno apogeo y que, además, empieza a salpicarnos. Una situación que, si bien no se nos muestra con detalle, sí influye, al menos en parte, en el desarrollo de la trama, dándole a la obra un punto más de complejidad. Es un libro con una narrativa un tanto peculiar a la que, personalmente, me ha costado algunas páginas pillarle el gusto. Quizás por eso me haya costado un poco arrancar. Pero a medida que el ambiente de la ciudad empieza a envolverte, te acabas habituando. Más allá de la sublime ambientación de toda la novela, quiero resaltar positivamente cómo se ha jugado con los roles de los personajes. A pesar de que sí que tenemos un par de personajes protagonistas fijos en los que se pone el foco y que nos sirven como principal hilo conductor de la trama, a su alrededor hay toda una nebulosa de otros personajes cuyo rol se ve modificado a lo largo del libro, ostentando un papel protagonista o secundario en función del momento. Un detalle que le aporta al libro, que en general es más bien denso y de ritmo pausado, cierto dinamismo. Un libro que, siendo inicio de trilogía, nos deja con un final abierto en el que parece que se empieza a mirar hacia el horizonte, más allá de los muros de la ciudad. Aunque hay varias subtramas que sí quedan bastante cerradas y más de un misterio del que se nos permite conocer su respuesta. |
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