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Escribo esta reseña con un nudo en la garganta y rodeada de los pañuelos que he utilizado para secarme las lágrimas (y los mocos). Tengo los pensamientos enmarañados. Acabo de terminar de leer, pero no de creer lo que he leído. Pensamientos inconexos, ideas que vienen y van, sin orden ni concierto, sin patrón, sin entender. ¿Actos humanos? El título tiene mucho sentido con el contenido. Oímos hablar de tragedias diariamente, pero ¿hasta qué punto somos conscientes de que estas afectan a gente real? ¿A seres humanos? No somos conscientes. Si lo fuéramos, «Actos humanos» sería un libro más. Pero no lo es. Porque choca, porque duele, porque te patea en la cara como hicieron los militares en Gwanju. Gwanju, ubicado geográficamente en el sur de Corea del Sur, ha sido el escenario y testigo de una de las mayores masacres de la historia coreana moderna. Cuando dicen que ya existe libertad, pero matan a quienes dicen lo contrario. Cada capítulo es un relato de la tragedia desde un punto de vista, a cada cual te desgarra un poco más. desde un punto de vista en cuanto a personajes, pero también en cuanto a narración. El primer capítulo presenta a Dongho, un chico de quince años que se une a las filas por la democracia, pero lo desconcertante de este capítulo es que está escrito en segunda persona. Pero, de alguna forma, también resulta atrayente, atrapante. Y eso se va descubriendo, explorando, durante la obra. No importa lo que duela, no pude dejar de leer. La situación te envuelve, te arrastra y te vuelve adicta a ella. Hay relatos que utilizan primera y tercera persona. Pero otra forma de hablarnos del personaje principal de uno de los relatos es a través de otros ojos, es decir, de una persona anónima que conoce y nos habla de Jinsu. Vemos relatos de todo tipo: un adolescente, un estudiante, un fantasma, una víctima (aunque no debería llamarla así, persona), pero el más desgarrador de todos: el relato de una madre. Nunca una pesadilla ha estado escrita de una forma tan bella. Nunca una tragedia tan cruda ha sido mejor descrita. Porque te hace sentir, sientes, el dolor lacerante de una madre, la falta de comprensión y las ganas de luchar por una explicación. Han Kang deja al desnudo la masacre, un desnudo en carne viva, de heridas que todavía no se han cerrado y que queda mucho tiempo para que sanen. Sientes el miedo de la chica que fue encerrada y torturada, sientes la rabia de haber sobrevivido, las consecuencias de no estar muerto. Sientes el desconcierto de saberte sin vida. Sientes la rabia, las ganas de golpearlo todo, de alzarte, de gritar, romperlo todo, quemarlo todo, tienes sed de venganza. Y cuando todo el torbellino de emociones se ha disipado tras pasar la última página de esta radiografía de una tragedia, entonces te desplomas, lloras, cierras el libro y tratas de asimilarlo. Miras al infinito y te preguntas… ¿por qué? «Si hay una cosa que quiero decirte cuando te vea si puedo hacerlo alguna vez, si alguna vez puedo […] No te mueras No te mueras, por favor.» Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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