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Andrew Livingstone llega a las Bad Lands para participar en una partida de caza que le haga pasar un duelo pero por capricho, porque puede permitírselo y como escape a la realidad que le espera en New York decide aprovechar la política de pastos libres y emprender como ganadero. Las Bad Lands están pobladas de grandes ranchos pero también de pequeños granjeros y colonos que aprovechan la libertad de tierras para intentar labrarse una buena vida. Andrew sirve al lector de guía y presentación en este clima hostil de grandes contra pequeños, de progreso contra inmovilismo, donde se arrastran antiguas rencillas, algunas desde el viejo continente y donde todos huyen de algo. Hall vuelve a usar el escenario del salvaje oeste para plantear toda una serie de dilemas éticos, dibujando personajes muy tangibles y argumentando muy bien sus motivaciones y emociones. Además de conseguir una gran novela de aventuras y humana, es una lección de historia de la forja de los estados de la costa oeste y del auge y caída de lo que del wild west. El resultado general es una narración adictiva y una verdadera joya del género y de la literatura americana del siglo XX en general. Es la segunda novela que leo de Hall (la primera fue Warlock) y creo que quiero leer todo lo que escribió porque el nivel es excepcional. |
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