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Crítica de quepechadelibros


quepechadelibros
07 March 2023
Raíces es una historia sobre la esclavitud que tiene a Kunta Kinte como protagonista, pero que podría ser la de cualquier/a otro/a africano/a secuestrado y vendido como esclavo. Y este es un tema sobre el que resulta difícil leer porque te enfrenta a la capacidad del ser humano para hacer daño a sus semejantes.

Este libro fue publicado en 1976, pero su autor tardó doce años en escribirlo, así que la cosa se remonta hacia un poco más atrás. Y esto es por el proceso de documentación e investigación que realizó para componerlo, cosa que se traduce en una narración densa, con mucha información, que consigue contextualizar muy bien todo lo que cuenta. Hay muchas descripciones, tanto de lugares como de costumbres, comportamiento e, incluso, rutinas diarias. Y aunque, como digo, eso hace que el texto sea un poco «espeso», con páginas llenas de letras, con más narración que diálogo, no es una lectura pesada. Eso sí, creo que hay que tomársela con calma.

La edición en la que lo hemos leído tiene un par de problemillas que no entorpecen mucho la lectura, pero que están ahí. El primero es el tema de la faltas de ortografía. le habría venido muy bien un último repaso para eliminarlas, porque esas cosas hay que cuidarlas mucho y, en este caso, no se hizo. Y el segundo es el tamaño de la letra, que es más bien tirando a pequeña. No es que sea un impedimento para nada, pero bueno, ahí está. Por otra parte, el papel es bastante gordito, cosa que está bastante bien.

El protagonista de esta novela es Kunta Kinte, al que vamos a conocer ya desde el momento de su nacimiento. Creo que es un gran protagonista, con un carácter que puedes ver reflejado en la narración. de hecho, puedes incluso ver cómo se forma, porque, como digo, le conocemos nada más nacer.

Pero Kunta no está solo. Hay un montón de personajes importantes para el desarrollo de la historia que van apareciendo a medida que se les necesita y que, en su mayoría, están igualmente bien dibujados. En este sentido, todos ellos, en mayor o menos medida, se quedan contigo incluso después de terminar el libro.

Una de las grandezas de este libro, en mi opinión, es la forma en que te acerca con su narración a lo que fue la vida de las personas que fueron esclavizadas. Y esto es algo bastante complejo. Por un lado, vemos cómo secuestraban a personas en distintos puntos de África para llevarlas, por ejemplo, a Estados Unidos. Y también cómo vivían esta situación los familiares y los vecinos de los desaparecidos. Por otro lado, una vez ya en las plantaciones de los esclavistas, vemos cómo chocaban de frente dos realidades: las de los esclavos africanos y las de los estadounidenses. Porque muchos de esos esclavos eran americanos, nacidos y criados en la misma tierra en la que tenían que trabajar sin ningún derecho reconocido.

Me ha parecido muy interesante ver cómo funcionaban las cosas en Juffure, con todas sus costumbres y demás. Pero, sobre todo, me ha impactado mucho cómo era la vida en estas plantaciones donde estaban los esclavos. Cómo era el trabajo, pero también la convivencia entre ellos. Cómo surgían las amistades y los amores. La forma en que esta normalidad no era tan normal, puesto que para comprometerse y casarse necesitaban el permiso del amo. Y lo más terrible de todo era ese libro en el que los esclavistas apuntaban cada nuevo nacimiento, muchas veces con un nombre elegido por ellos mismos, y siempre con su propio apellido. La facilidad con la que se convertían en dueños de esas nuevas vidas es algo que me revolvía el estómago durante toda la lectura.

La cuestión es que, aunque todo empieza con Kunta Kinte, la historia de este libro abarca hasta siete generaciones de descendientes suyos. Esto, como puedes imaginar, supone que, en algún momento, unos personajes desaparecen (incluido el propio Kunta) y otros se hacen con el protagonismo. Y aquí empiezan los «problemas». Dependiendo de cuánto sepas sobre este libro, va a haber cosas que vas a entender o no y que te van a fastidiar o no. Hay algún cambio brusco en la historia, algunas tramas que parece que quedan abiertas. Es un poco complejo de explicar, sobre todo porque creo que es importante no saber demasiado al empezar esta lectura. Por eso, lo único que puedo decirte es que, al final, todo tiene sentido. Solo es cuestión de tener paciencia.

En este sentido, la única pega que le pondría a la novela es cómo funciona el paso del tiempo. Tenemos momentos muy bien desarrollados que abarcan días, algunos meses o, incluso, tres o cuatro años. Pero también tenemos saltos en el tiempo bastante amplios. Y en ambos casos, no siempre queda claro desde el principio en qué punto nos estamos situando.

Si hablamos del final, la cosa se complica un poco más. Si entras a la historia sabiendo ese detalle del que te hablaba antes, lo que vas a leer será una novela histórica que abarca un período de unos ciento y pocos años y que va desde la fundación de Estados Unidos como país hasta la abolición de la esclavitud. Incluso, te diría que el final es la parte más floja de toda la historia. Pero si, por el contrario, empiezas esta lectura sabiendo solo lo que yo te contaba al principio, la cosa cambia bastante. Y es que, al llegar a ese final, te das cuenta de que tú creías estar leyendo una cosa y, en realidad, era otra un poco distinta. ¡Qué difícil está siendo esta reseña! Solo espero estar siendo capaz de explicar todo lo que quiero transmitir de forma que puedas entenderlo.

Por último, te diré que la ambientación de este libro está muy lograda. Cuando estas leyendo la parte en la que se narra la vida de Kunta en Gambia, puedes sentir que estás allí. Es casi como pasear por la aldea. Toda la narración del viaje en barco es tan sensorial que casi puedes notar los olores y las sensaciones que se describen. Y cuando el escenario pasa a ser el de las plantaciones, igualmente parece que estés acompañando a los personajes. Eso por no hablar de todos los sentimientos que te genera esta historia: tristeza, rabia, desprecio y, aunque siempre efímera, alegría.

¿Qué se queda conmigo después de esta lectura?
Para empezar, me quedo con los personajes. En especial, con las mujeres. Creo que todas ellas tienen un rasgo común: la fortaleza. Quizá no sean las protagonistas, pero son esenciales en la historia porque actúan como un punto de apoyo para todos los demás. Ellas pueden con todo y eso es decir mucho teniendo en cuenta el contexto en el que se encuentran.

Y me quedo, por supuesto, con la propia historia y con todo lo que he aprendido de ella. Esta es una lectura dura porque lo que cuenta es real. Es algo que muchas personas vivieron. Pero, sobre todo, es algo que no tiene sentido. ¿Cómo podemos ser tan crueles con otras personas? ¿En qué se basaban estos esclavistas y traficantes para menospreciar las vidas de sus víctimas? ¿Por qué algo tan sencillo como una diferencia de color ha generado tanto odio, tanto dolor y tanto sufrimiento? ¿Y cómo es posible que la ignorancia sea tan poderosa? Es terrible, la verdad.

De entre todo lo aprendido, lo que más me ha impactado es el hecho de que algunos africanos colaborasen con los traficantes de esclavos en el secuestro de sus compatriotas. Ya había escuchado hablar de esto, pero me ha llamado mucho la atención, sobre todo porque es algo que se ve desde la perspectiva de los habitantes de Juffure.

Entonces, ¿recomiendo Raíces?
Sí, sin ninguna duda. Principalmente, por lo que cuenta, pero también por cómo lo cuenta. Y por sus personajes, claro. La esclavitud fue (y, por desgracia, en algunos casos sigue siendo) una forma más de racismo y por eso es importante que se conozca lo que ocurrió. Es la única forma de redimir a quienes tuvieron que vivir esta situación tan terrible y de aprender de cara al futuro.
Enlace: https://quepechadelibros.wor..
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