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Dice el autor en una entrevista que sus libros no responden a un plan definido de antemano, “vivo a tropezones dentro de un bosque oscuro para buscar cualquier cosa que funcione: un poema, un cuento o una obra de teatro". Y prueba de ello es El delfín, una obra que versiona otra de William Shakespeare ( a cuatro manos con George Wilkins), "Pericles, príncipe de Tiro", de manera compleja, a menudo desconcertante y por momentos insufrible. La leyenda de Apolonio de Tiro (Pericles en el siglo XVII) cuenta que tendrá que huir, al ser perseguido por el rey Antíoco, tras hacerse público que éste mantiene una relación incestuosa con su hija. Haddon convierte esta historia, la historia de Shakespeare, en un drama moderno con estrella del celuloide, magnate libidinoso, marchante de arte y jovencita hermosa, culta pero ingenua, victima de un padre despótico. Antíoco se convierte en Philippe, un rico empresario que pierde a su esposa en un accidente aéreo (las primeras páginas de la novela son de lo mejorcito que tiene el libro) del que se salva, milagrosamente, su hija aún no nacida. La niña, a la que pondrá de nombre Angélica, es el vivo retrato de su madre, y el padre, lejos de comportarse como tal, comienza una relación incestuosa con ella lo que les llevará a la ocultación, la angustia y el desastre tras la aparición de Darius (Apolonio) el hijo de un viejo conocido, un marchante de arte. El joven, intrigado por las noticias que le llegan de esta relación, y sabedor de la belleza de la hija, decide ir a conocerla con la excusa de enseñarle al padre unos cuadros. Aquí comienza la épica, la leyenda convertida en thriller, la huida convertida en sueño, el viaje a través de mitos e historias medievales, de heroínas desaparecidas de la literatura, mientras Angélica se convierte en mártir de su propio padre. La editorial lo califica de versión polifacética, el autor dice que quería darle más protagonismo a la mujer en la historia de Apolonio, que no es otra que la hija de Antíoco de la que no se vuelve a saber en toda la obra de Shakespeare. Para mi, los dos primeros capítulos (en realidad la introducción a la historia) son trepidantes, y a partir del tercero, precisamente El delfín, el barco con el que Darius huye del acoso de Philippe, la historia se lía, pierde interés por lo desconcertante que resulta contar tres historias en una. El nudo y el desenlace, de una historia que ya nos ha contado el final en las primeras páginas, se convierten en los delirios de Angélica que necesita creer que su salvador sigue vivo. Para ello utiliza la literatura clásica de la cual es ferviente lectora, porque según sus propias palabras lo único que echaría de menos de esa casa que la mantiene prisionera es la biblioteca. |
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