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Es increíble cómo muchas de nuestras lecturas contemporáneas, aquellas que por momentos creemos auténticas y brillantes, resucitan, en realidad, a la mitología. Mark Haddon no niega, más bien al contrario, se enorgullece de que su novela "El Delfin" recupere la historia de Apolonio y la enriquece con varios relatos que encuentran sus raíces en el mismo mito. Un hombre, Philippe, pierde a su pareja en un trágico accidente del que sólo sobrevive su hija recién nacida, Angélica. En su afán de protegerla, se obsesiona con su bienestar hasta límites perversos. Darius, un mercante que ocasionalmente conoce a la familia, presiente la oscuridad de la situación e intenta remediarla. Pero todo cambia inesperadamente, tanto para Darius como para los lectores. En esta epopeya que nos guía por un recorrido impredecible tanto geográfica como temporalmente, Darius es apenas un punto de partida del que surge un personaje increíblemente fuerte y brillante: Angélica. Entre ingenua y madura, desde chica intuye que el vínculo con su padre no es sano y encuentra en sí misma la fortaleza para escapar de su propia realidad. Y, de la misma forma, en la antigua Grecia, Pericles, otro de los alias que Apolonio recibió en el siglo XVII, se vuelve meramente una excusa para conocer a personajes femeninos sumamente fuertes e intuitivos que viven su propia odisea, pero sobreviven protegidas por su propia naturaleza y por la diosa Diana. El trabajo de investigación tiene que haber sido arduo, lo cual podemos percibir en la riqueza de detalles de las historias en la Antigua Grecia así como en la nota del autor al final del libro. de dicha investigación surgen distintas perspectivas a la historia de Apolonio/Pericles, así como la historia de la propia Angélica y otros personajes femeninos como Marina y Emilia, inspiradas en la historia medieval de Emaré. Sin embargo, cabe destacar que llevar tres líneas narrativas simultáneas (de las cuales una puede ser tranquilamente obviada) puede volverse confuso, redundante y, hasta por momentos, tedioso. Personalmente, disfruté más las historias de Angélica, Emilia y Marina que las de Philippe, Pericles y George, y eso reafirma que Apolonio no es el verdadero protagonista. Hay una pequeña pista de cómo todo se conecta con Angélica, y antes de encontrar esa pista ya había elegido creer eso mismo. Es una lectura en la que encuentro motivos para leer la mitología de nuevo, para volver a las raíces, para fortalecernos entre mujeres, para reescribir varias historias. Motivos para creer en esa especie de magia que teje redes entre nuestros caminos. Redes que algún día entenderemos, o no. La Maga. |
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