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Rubén lo ha vuelto a hacer. Dejó el listón muy alto con el libro anterior -con ese final que todavía hoy en día estoy intentando procesar- pero, sin duda, en esta tercera entrega de El trastorno de Elaranne ha sabido mantener el nivel y ha cumplido, con creces, mis expectativas. ¿Estáis listos para volver, trastornados? Reseña sin spoilers. La puedes leer sin miedo. "Ruina de la luz" se divide en dos partes muy diferenciadas. Una primera de persecución y grandes dosis de acción, y una segunda que se centra más en el desarrollo de los personajes y en darle al lector algunas de las muy ansiadas respuestas (aunque en algunos casos, estas generen nuevas preguntas). Tal y como veíamos en los libros anteriores, es una obra que avanza despacio pero que en ningún momento se hace pesada. El estilo del autor permite disfrutar de cada momento, sin prisas. Aunque es cierto que en esta ocasión sí se nota un punto más de aceleración. Nos vamos acercando al desenlace... y es poco el tiempo que queda para impedir que los peores vaticinios se hagan realidad. Pero esa urgencia no le ha impedido a Rubén regalarnos algunas escenas muy cotidianas que nos permiten estrechar lazos con nuestros protagonistas -a los que voy a echar terriblemente de menos cuando toda esta aventura acabe-. Estas escenas en las que los vemos como algo más que luchadores, en las que se nos muestran vulnerables, con su preocupaciones humanas, sus amoríos, sus celos, sus discusiones, sus problemas familiares... los hace más cercanos y los humaniza. No es ningún secreto que adoro los personajes de esta gran saga. Pero, si bien es cierto que, individualmente, todos y cada uno de ellos se han ganado un pedazo de mi corazón, son sus sinergias y las relaciones que forjan entre ellos las que me tienen completamente cautivada. Y es que, a pesar de que considero que hay un trabajo impecable detrás de la trama y todos los secretos que esta esconde, para mí, el pilar fundamental de esta obra son sus personajes; en especial sus vínculos tan reales y humanos. Nos acercamos irremediablemente a un final que promete ser apoteósico... |
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