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Esta colección de relatos relacionados que van hilando una especie de mosaico de la vida en La Habana en los primeros años de la década del noventa aporta una visión de Cuba y del régimen castrista bastante diferente a la de otros libros que había leído. La acción transcurre en lo que se denominó el "período especial" en Cuba, la crisis económica que sobrevino tras la caída de la URSS, cuando Cuba dejó de recibir tratados comerciales ventajosos y ayuda económica soviética. Me resultó muy interesante conocer ese costado de la sociedad cubana: el hacinamiento, el hambre, la necesidad de supervivencia, el encierro en uno mismo que es el resultado natural de vivir permanentemente receloso de que los demás le quiten a uno lo poco que tiene. Sin embargo, hay un regodeo en la sordidez que es parte de la estética literaria de Gutiérrez (lo que llaman el realismo sucio cubano) y que como lectora me genera bastante rechazo. Supongo que eso es lo que busca generar el autor. En una parte de la obra declara: "En tiempos tan desgarradores no se puede escribir suavemente. Sin delicadezas a nuestro alrededor, imposible fabricar textos exquisitos. Escribo para pinchar un poco y obligar a otros a oler la mierda. Hay que bajar el hocico al piso y oler la mierda." Misión cumplida. Pero hay algo de exagerado y morboso en el modo en que la novela presenta el alcoholismo, la indigencia, y sobre todo el sexo (además de que lo hace desde una perspectiva netamente masculina y absolutamente ignorante de cómo funciona la sexualidad de la mujer). Así que le voy a dar tres estrellas por el tema y por la escritura en sí, pero el tratamiento de los temas no me terminó de convencer.
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