Me ha gustado esta primera novela de Guasch, aunque en algunos momentos se me ha hecho repetitiva. Tiene momentos luminosos. Prosa poética e intimista que recuerda, salvando las distancias, en el contexto social a _La primavera y la muerte_ de Rodoreda; y en el homoerotismo frustrado a Gómez Arcos. El clima de desarraigo, de frustración, del vínculo con la Madre/Tierra/Lengua me ha parecido de lo mejor. Pol Guasch es un narrador a seguir y a tener en cuenta. |