Pecados Mortales

379 páginas que no te sueltan. Hay que pedirle por favor a los personajes que dejen de hacer lo que hacen para que puedas seguir con tu vida. Pecados mortales es un thriller que no para, que se enrosca y que no se resuelve sino hasta el último renglón.
La historia comienza con el hallazgo del cuerpo de una niña de 14 años en una cantera. Lo que, al principio, parece ser un suicidio termina relacionandose con el asesinato de una acaudalada bibliofila en uno de los barrios mas top de la isla. Sanna y Eir son dos detectives que intentarán, a pesar de sus propios demonios, de resolver el caso en el que hay muchísimos secretos por revelarse. Una situación más en la que los adultos no cuidan a los chicos y los chicos viven y terminan como adultos.
Es una lectura rápida que no cansa, entretiene pero que deja al lector un poco desconcertado entre capítulo y capítulo. Los personajes rotos, distantes e incapaces de construir relaciones sanas consigo mismos y con el entorno, son la clave que acompaña el paisaje que describe la autora y la bestialidad de los crimenes cometidos. Maria Grund me dejó pensando, maquinando mientras pasaba de un evento a otro en la historia. Algunos de estos sucedían tan rápido que no terminaba de asimilar una prueba que ya aparecían dos. Si bien existen algunos detalles en relación a Eir que no terminé de comprender, espero que una segunda lectura me ayude a atar cabos sueltos.
Este thriller es adrenalina e indignación. Imposible no ponerse en los zapatos de todos los personajes. Ojalá las historias de estas dos detectives sigan en próximos libros.