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“Tenía solo dieciséis o diecisiete, puede que dieciocho años, pero la naturaleza salvaje se había impuesto tanto sobre ella que jamás volvería a ser joven” ~ La tierra más salvaje de Lauren Groff. ¿Sabéis esos libros que disfrutáis una vez leídos? La tierra más salvaje es uno de ellos. En él conocemos a una joven que se escapa de la casa de sus amos. Estamos en Estados Unidos en la época de la colonización. No sabemos de qué huye pero sí que es algo grave que ha presenciado y que descubrimos bien avanzada la lectura. En fin, que “la chica”, así la llama el narrador durante toda la novela, escapa y se enfrenta sola a la naturaleza. Con pocos medios, muerta de miedo y una sensación de fiebre y enfermedad constante, la joven ha de buscarse la vida en el bosque al tiempo que conocemos su pasado y cómo ha llegado ahí. Como os digo, es de esos libros que disfrutas una vez terminado. Me explico: comencé sin saber dónde estaba y me parecía un poco lento y aburrido. El libro se centraba en la supervivencia de la joven en el bosque pero poco a poco vas entrando en esa atmósfera de frío invierno, –he de decir que aquí un diez porque te mete el frío en el cuerpo–, pero realmente ha sido al final, ya terminado el libro, cuando me he dado cuenta de la grandiosidad de esta historia y su defensa de la naturaleza, de la necesidad de vivir acorde con ella, de su respeto y de qué poco la tenemos en cuenta en nuestro día a día cuando está claro que la naturaleza puede vivir sin nosotros pero nosotros, sin ella, no. Tiene más trasfondo: la discriminación racial, los abusos de género, la esclavitud, la religión y la esperanza que nos proporciona el amor en todas sus vertientes, amistad incluida – “estar sola y sobrevivir no es lo mismo que estar viva, lo sabía muy bien”–. Creo que cuanto más reposo esta lectura, más cualidades le encuentro. Eso sí, no esperéis una historia trepidante porque no lo es, es pausada y tranquila. |
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