 |
Cuando empiezas el libro, es un no parar. Rápidamente te metes de lleno en la vida de Adam y de Dreirde, en esa tensión y en sus idas y venidas entre el pasado y el presente, que te mantienen en vilo durante toda la trama. Los excesos y la fama, han hecho mella en Adam. Quiere hacer las cosas bien, y está dispuesto a todo por demostrar a Deirdre que en su momento fue un cobarde, y que la sigue queriendo. Ésta, por su parte, está estancada en aquel pueblo y se lamenta día sí, y día también por ello, pero no hace nada por salir de allí. Continúa añorando ese amor que la destrozó y la abandonó, y vive frustrada por una carrera musical que no fue capaz de llevar a cabo. lo que menos me ha gustado de la protagonista, es su conformismo. Se lamenta, pero no es capaz de ponerle remedio. Es cierto que su vida no ha sido nada fácil, sobre todo por culpa de su padre, un tipo al que he detestado desde el primer momento y del que esperaba un merecido final. La lectura es ligera, entretenida; la trama está bien narrada y con cierta sensibilidad. Es una historia que habla sobre las segundas oportunidades, la cara amarga y oculta de la fama, y que nos enseña que no hay nada peor para uno mismo que conformarse, o rendirse. Me hubiese gustado un final más emotivo, un poco más extenso, quizás, porque me ha dejado un poco fría. Pese a esto, el libro es muy bonito, y con Dreirde he sufrido bastante. |
>
