Nos queda lo mejor

Con un estilo conciso, la autora nos muestra doce escenas de la vida, pero con unos toques de absurdidad, de humor, de dramática cotidianidad.

Repartiendo estos cuadros por las estaciones del año, nos adentra en la intimidad de personajes variopintos aunque muy humanizados, en sus pensamientos más extraños y comunes a la vez.

Todo el libro me ha parecido ambiguo, desde el mismo inicio: la cubierta y ese título, el primer relato que me descolocó, otros que me hablaban de más profundidad, algunos que me dejaban perdida y reflexiva… aunque todos con unas frases cortas que imitan el descontrol de nuestras mentes.

Sin duda, una lectura a la vez curiosa y ágil.