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Ayer terminé, muy a mi pesar, la lectura de una de las mejores novelas que he leído este año. Quienes adoren el suspense y busquen una experiencia diferente, sentirán asombro por esta historia. En "El borrador", nos encontramos una serie de capítulos más o menos autoconclusivos, protagonizados por personajes que aparentemente no comparten nada salvo un detalle: de forma directa o colateral, todos están relacionados con Erasit, una empresa que borra cualquier rastro digital de sus clientes una vez estos han fallecido. Se trata de un thriller muy disfrutable tanto en el ámbito del contenido como en el de la forma. En "El borrador", se es testigo de algunas escenas sórdidas, difíciles de asimilar, pero Carlos González Jiménez consigue dotarlas de rigor por medio de una prosa refinada, sensible y, en cierta manera, lírica. El autor juega en todo momento a lo largo de la narración. Nos tienta con enigmas perfectamente premeditados, y se burla de nosotros magistralmente confundiendo nuestra intuición, haciéndonos temer, incluso, que la trama exige a gritos una profunda revisión. Para nada. Aquí, los que no estamos siguiendo bien la historia somos los lectores. A veces nos pasamos de listos. Cuando leemos la última frase de este relato, cuando todo está expuesto, nos quitamos el sombrero y deseamos que la siguiente novela de Carlos González supere el calibre de esta. Por tanto, aviso a navegantes: si buscáis una lectura donde el narrador os lleve de la mano, ¡este no es vuestro libro! Solo apto para lectores proactivos. |
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