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Después de la publicación de El sueño de la razón, la escritora publicó un ensayo con la biografía de Goya intitulado Goya en el país de los garrotazos, título de otro de los cuadros de las Pinturas Negras de Francisco de Goya del período 1819-1823: son aquellas pinturas que decoraron el último domicilio madrileño del pintor, conocido como la Quinta del Sordo. El título de este libro emana de un aguafuerte de Goya de 1793 y que pertenece a la serie Los caprichos. La frase completa sería El sueño de la razón produce monstruos. La lectura del libro no fue de mi agrado aunque el tema de los crímenes ilustrados por algunos cuadros/grabados del célebre pintor, me pareció original e interesante. Yo no había leído ningún otro libro con la temeraria comisaria Ruiz y encontré que me faltaba información contundente para interesarme en el personaje. Encontré que ciertas relaciones profesionales con sus subordinados eran extrañas, como por ejemplo con Martínez o con Rubén y también sentí que me faltaban datos. Y sobre todo, encontré que María Ruiz, comisaria con expedientes se entrometía demasiado en los casos criminales, casi de manera insolente y demasiado arriesgada, sin arma y sin credenciales. El autor de los crímenes es un loco amoral que mata « artísticamente » porque es un experto en Goya, pero carece de interés psicológico, de profundidad humana. El lector aprende tempranamente su rol criminal y sigue a la comisaria en una carrera desenfrenada y peligrosa. El Madrid que nos muestra el libro, no es un Madrid pimpollo, sino un Madrid dolente, siniestrado por las crisis, con una violencia latente, con problemas de salubridad y de mucha gente que sobrevive de rapiñas y de okupas. Hay un personaje secundario interesante en Eloy, un adolescente que ha escogido huir de un hogar, esconderse en las entrañas de la ciudad y que servirá de principal informador a la temeraria María Ruiz. Ninguna explicación tendrá el lector sobre la singularidad del personaje, quizá predestinado a una nueva aparición. La escritora ha insertado en la novela algunos personajes arquetípicos como por ejemplo Luna y Nora. Luna encarna un periodismo « a la papá », desbordado por lo numérico, adicto al papel, mientras que la joven y petulante Nora, incarna lo nuevo, lo rápido, que nació con el numérico en la mano. Ambos colaboran a su manera con María Ruiz. Una novela negra-negra que me ha dejado un resabio de insatisfacción aunque reconozco lo interesante que resulta aprender sobre el arte de Francisco de Goya, pionero del arte moderno. En todo caso tengo muchas ganas de leer el ensayo de González Harbour, Goya en el país de los garrotazos que presiento muy ameno. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. |
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