Dios no está con nosotros porque odia a los idiotas

El título laaaaaargo de esta novela, por cierto bastante transgresor, sería una frase citada a menudo como emanando de Clint Eastwood. El libro es una verdadera joyita metaliteraria que me ha encantado.

Dos inspectores están encerrados en un despacho para estudiar los detalles de 3 crímenes atroces y diferentes que no se ha logrado resolver. El inspector más viejo, René, curtido de todo, amargo, ahoga su desesperanza en el alcohol. El más joven es un novato, algo servil con René aunque cauteloso y modesto, quiere aprender el oficio porque sueña con « pescar a los malos ».

En un ambiente muy tirante, poco a poco el diálogo se irá relajando y facetas de los dos inspectores irán apareciendo.

Junto a todo esto, surgen retazos de otros personajes que van componiendo un puzzle lleno de citas a otros asesinos, otros libros, otras películas.

Hasta el climax final, muy logrado y que el autor deja a la apreciación del lector.

Brillante novela corta (166 páginas) porque capta toda la atención del lector.
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