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Tras varias novelas publicadas (y con otra esperándome ya en la estantería), me estreno en la obra de Natalia Gómez Navajas con “Aras de venganza”, un thriller policiaco puro y duro con el que resultó finalista del Premio Cartagena Negra 2021, en el que un asesino en serie sembrará el pánico en las tranquilas calles de la capital riojana. Luis Acevedo, antiguo teniente del GOES, regresa a su Logroño natal para reincorporarse a la policía, buscando una vida más tranquila después de vivir un traumático episodio en su anterior puesto. Pero sus planes se verán truncados cuando el día antes de su incorporación el cuerpo de una joven es hallado en el altar del Monasterio de la Estrella de San Asensio. Junto al cuerpo aparece una nota dirigida al inspector Acevedo retándole a cazar al asesino, siendo el detonante de un juego del gato y el ratón que no dejará de cobrarse nuevas víctimas. “Aras de venganza” nos lleva a La Rioja, escenario poco habitual en este tipo de historias. Como dice el propio Acevedo, se ha mudado a Logroño porque allí nunca pasa nada…hasta que pasa, y es esa idea de que el mal puede surgir en cualquier parte, incluso en los lugares más tranquilos, lo que hace que la historia resulte interesante de entrada. Tras un primer capítulo en el que seremos testigo de cómo algo se rompe en el interior del asesino, haciendo click en su cabeza para desencadenar sus ansias de venganza, la historia desarrolla una investigación policial al uso intercalada con capítulos que nos retrotraen al pasado, en los que se muestra cómo nace un monstruo y la influencia que, durante esos primeros años de infancia, tiene el entorno a la hora de forjar la personalidad de un niño. Estos capítulos permitirán al lector llegar a entender, que no justificar, las motivaciones del asesino. Los personajes son imperfectos, arrastran fantasmas del pasado que les hacen mostrar sus vulnerabilidades, lo que sirve para humanizarlos a ojos del lector, pero sin dejar que estas lleguen a dominar la trama, siendo la investigación policial la protagonista absoluta de la novela. Aunque he de reconocer que no llegué a empatizar del todo con el personaje de Acevedo, su tándem con la Comisaria Ana Sánchez funciona bien, con un vínculo mezcla de amistad, atracción y relación profesional, que otorga mayor profundidad a los personajes. Ana es una mujer en un mundo tradicionalmente masculino, y su cargo sirve para mostrar cómo, aún hoy día, hay hombres que no aceptan a una mujer en un puesto de poder, y mucho menos estar subordinados a ellas. La novela también aborda el papel del mundo del periodismo cuando de informar de este tipo de casos se trata, primando muchas veces el morbo, el amarillismo o el dar la exclusiva, sin pararse a pensar en el daño que eso puede hacer a los familiares de las víctimas o el peligro en que se puede poner la investigación. Con un estilo muy visual que nos lleva a recorrer las calles de Logroño, “Aras de venganza” resulta una lectura ágil, sencilla y con buen ritmo, gracias a capítulos cortos que se centran en lo fundamental, alejándose de tediosas descripciones que solo ralentizan la trama. Y como buen thriller, cuenta con algún que otro giro de guion que hará que la intriga se mantenga casi hasta las últimas páginas. |
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