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«El tonto cree que opinar es ejercer su libertad y por tanto cree que vive en democracia» Es la primera novela que leo de Paco Gómez Escribano y he de decir que esos personajes perdedores sin posibilidad de escapatoria, siempre me atraen como los villanos. al fin y al cabo, de alguna forma, todos somos perdedores. Es sencillo enfrentarse a esas vidas y a personajes como Pirri o el Kilo o el Perla, desde la seguridad del sofá. Son vidas caóticas, donde pesa la ausencia de recursos económicos y la necesidad de un chute a cualquier hora. La ausencia de afectivos, la sensación constante de soledad, porque los que un día los amaron tiraron la toalla ante tanta droga, síndrome de abstinencia. La abstinencia no solo aparece tras un periodo largo sin consumir, en algunos casos, los más agudos, justo después del chute, en otros los síntomas se mantienen incluso después de superada la adicción, una pesadilla que no tiene muchas veces un final feliz, como todos ellos nos dicen una y otra vez recordando los que se fueron y la suerte que tienen ellos por esquivar la muerte. «En mi vida no ha habido nunca nada fácil» Las vidas no son sencillas, familias desestructuradas, sufrimiento emocional, ansiedad, estrés y depresión ambiental son algunos de los ejemplos de los motivos por los que se empieza a consumir. Me interesa Pirri, un muchacho con unos padres preocupados y los cuatro hijos, los varones en las drogas y las hembras en la mal llamada vida alegre. «A veces me pregunto cuál fue el momento en el que empezaron a torcerse nuestras vidas» Ojalá salir de este mundo fuera sencillo o por lo menos Pirri nos lo hace creer, no tenía dinero y cambió la droga por el alcohol. Ojalá el uso continuado de alcohol y drogas no tuviese un efecto devastador en nuestro cerebro, es un hecho comprobado que su consumo causa una disfunción aguda y crónica del cerebro, produciendo trastornos en el sistema nervioso central, presentando alteraciones en la memoria y en las funciones intelectuales como cálculo, comprensión y aprendizaje, fuera crucigramas, lecturas y palabrejas nuevas, el cerebro tiene el CPU dañado. Lo único que no me termina de encajar es la normalización del consumo de drogas y alcohol de esta historia, pero entiendo que al ser los pensamientos de Pirri, se vea ese romanticismo, pues ya lo dice al principio de la obra "Desde que tuve el primer ramalazo de conocimiento supe que lo que más me molaba era ponerme: tabaco, priva, pirulas, ácido, perico, caballo..." |
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