Vindolanda: La última frontera del Imperio romano

Lo primero que uno observa al leer a Adrian Goldsworthy ( en adelante el autor, dios los cría y los apellidos los pone el diablo) es su inmenso conocimiento sobre el mundo romano y en especial, sobre su aparato militar.

La novela se sitúa en el primer año de gobierno del emperador Trajano y Británia es poco más que un reducto abandonado a su suerte.

Ante su debilidad, distintos clanes tratarán de organizarse para acabar con el poder de Roma.

El principal valor de la obra radica en la excelente recreación del autor, sería, pulcra, y muy creíble habida cuenta de que el noventa por ciento es pura ficción.

Al contrario que otros autores, Adrian crea unos personajes que hacen lo que realmente se espera de ellos en la época que está ambientado el libro.

Los rastreadores, rastrean, los centuriónes cobran impuestos y lideran las tropas asignadas y los druidas y magos son líderes espirituales y no funambulistas que sacan conejos de las chisteras.

Desde el polvo que levanta el galope de un caballo hasta los tatuajes de los druidas, los detalles van dirigidos a que la imaginación del lector pueda construir imágenes de ese tiempo con cierto rigor, ya que por desgracia ni documental ni arqueológicamente abundan los datos.

La narración tiene ciertos altibajos rítmicamente hablando, pero se solventa con la buena disposición de todos los elementos que conviven en la novela.

Brillante la representación de la batalla, tanto en orden y táctica militar como en ese pulso que precisa la acción para mantenerte pegado a sus páginas y aislarte de cualquier ruido que no sea el de la lucha.

Buenas sensaciones en esta primera entrega de su trilogía y, visto conocimiento y capacidad me apetece leer más sobre esta parte oculta de Roma e incluso algún ensayo del autor.

Un excelente historiador y ebsayista que no se complica la vida cuando novela y que escapa de situaciones absurdas como mi querido Corral o mi abandono Ben Kane.

Tendré que seguir de cerca a este Adrian nosecuantos, aunque me lleva cinco novelas de ventaja.