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Crítica de GemaMG


GemaMG
25 March 2021
“Lo que quiero pedirte es que sepas manejarte bien en la vida, Que seas consciente de cuáles son tus obligaciones, que cuentes hasta diez antes de tomar decisiones comprometidas, que busques siempre la mejor solución, que intentes no romper la baraja, pero que, llegado el momento, nunca dejes de lado la posibilidad de plantarte, dar un paso al frente y hacer saber a todos que tú ser es solo tuyo.”

Hoy os traigo una novela histórica que me ha resultado fantástica.
Nos encontramos en la Barcelona de principios del siglo XX, en una situación de conflicto continuo entre la restauración y la Mancomunidad, entre sindicatos y patronal, un paisaje que se convierte en el escenario de la guerra sucia entre unos y otros, más tirando de los unos que de los otros, de esos unos cuya única pretensión era conseguir su cuota de poder y mantener su situación económica, cayera quien cayera.

“- Miguel, pareces no entender. He dicho que cualquier acción será aplaudida. Se trata de acabar con la chusma. Ese es el objetivo. El procedimiento es lo de menos. ¿O acaso ellos no se saltan las leyes cuando les viene en gana?¿Por que el Estado debería actuar de manera distinta?. Si dudamos sobre lo que se debe o no hacer, serán ellos los que acabarán con el actual estado de cosas. Ellos, solo ellos, son los que quieren liquidar la ley, Miguel. Y de nosotros se espera que sepamos defenderla con los mejores medios que tengamos a nuestro alcance.”

Una situación en la que los ricos seguían disfrutando de sus prebendas en los grandes despachos, en sus lujosas casas y en sus fabricas, mientras los pobres debían buscarse la vida, conseguir los derechos laborales de los que hoy disfrutamos… y cuando la cosa no salía bien, pasaban de sus “pequeños cuchitriles” a las insalubres cárceles en las que la vida valía menos que nada.

“Hambre, frío, reuma y soledad. No merecía tanta pena mi delito”.

Y en esta situación de tensión palpable nos encontramos con Julia, la hija de uno de los empresarios preeminentes de la época; una mujer cuyo futuro, como el de todas las mujeres de su tiempo, era únicamente casarse y dedicarse a su marido, sin ninguna ambición más, sin ninguna expectativa respecto a su vida o al desarrollo de su “espíritu” mas allá de lo socialmente establecido como “lo adecuado”.

“No es malo dudar, querida Julia. al contrario. Mi experiencia me dice que hacerlo es la mejor manera que tenemos para acercarnos a nuestra verdad. No creo en las evidencias absolutas. No existen, salvo en la cabeza de aquellos que quieren tiranizarnos. Para enfrentarnos a la vida y a los problemas no hay nada mejor que hacerlo con la actitud del escéptico, aquel que manifiesta su duda o está en desacuerdo con lo que en general es aceptado como verdad.”

Pero Julia tiene una aliada, su abuela, una mujer que a pesar del tiempo en el que le tocó vivir consiguió llevar una vida feliz y completa y cuyo único “error” fue la forma de educar a su hijo, un error que no piensa cometer, ni dejar que se cometa con su nieta.
Enriqueta se empeña en sembrar en la mente de su nieta una idea que, probablemente, a muchas de nosotras hoy en día nos parezca una perogrullada, pero que en aquel momento estaba fuera de cualquiera de las motivaciones femeninas.
El hombre mandaba, ya fuera esposo o hijo, y las mujeres servían únicamente para procrear, a ser posible, un heredero que diera continuidad a la familia y, por tanto, al apellido. Y Julia va aprendiendo y va ganando cierta cuota de poder en esa familia con la ayuda de su abuela, pero es una cuota limitada y por ahí, la protagonista, no está dispuesta a pasar.

“Es curioso que ya esté llamada a quedar siempre en un segundo plano, con independencia del hombre que le toque en suerte, sea el marido o el hijo. Y lo malo es que no es una excepción. Ocurre de manera ineludible. El problema, por tanto, no es que la esposa o la madre sean de tal o cuál manera, tengan más o menos habilidades, estén mejor o peor preparadas; tampoco lo es que el marido o el hijo sean más o menos condescendientes. Lo peor es que la mujer, solo por el hecho de serlo, nada puede hacer, a la espera de lo que el hombre decida. Y eso no me gusta, Arnau.”

Y hasta aquí puedo leer, porque la historia de Julia es una historia que debe leerse con atención, para ser disfrutada.
Esta historia en la que los personajes reales se pasean de la mano de personajes nacidos de la mano del autor componen una imagen perfecta de la España de aquellos años convulsos, de las presiones y de las decisiones que era necesario tomar, a veces con una edad a la que muchos de nosotros aun estábamos empezando a vivir bajo el paraguas de una sociedad que nos trata, o al menos lo parece, tratarnos como iguales. Una historia en la que las mujeres ricas tenían problemas para seguir sus ambiciones, pero mucho menores que la que tenían aquellas que no tenían absolutamente nada.
Estamos ante una novela profundamente feminista, una novela que es un homenaje a las mujeres de entonces y a las de ahora, una novela en la que, además se rinde un culto especial a los libros y al conocimiento de las mujeres a través de estos. Una novela en la que conoceremos la Biblioteca de la mujer y a aquellas primeras promociones de la Escuela Superior de Bibliotecarias.

“Todas las que estamos detrás de esta iniciativa pensamos que la mejor manera de ayudar a rebajar las tensiones sociales es a través de la formación de las mujeres. Mientras no nos podamos valer por nosotras mismas, siempre estaremos a expensas de nuestros maridos.
- Y para ello es necesario que el saber y la educación lleguen a cuántas más mujeres, mejor, independientemente de cuál sea su origen- añadió Enriqueta.”

Una novela que nos habla de lo que hoy llamamos “sororidad” de esa relación de solidaridad y apoyo entre las mujeres, que les sirve para hacerse más fuertes. de las relaciones entre clases que, pueden llegar a ser inexistentes debido únicamente a la fuerza del cariño y la relación, a menudo de mero consentimiento (tampoco existía otra opción), entre las amantes y las mujeres “oficiales” de los hombres importantes de la sociedad.
Una historia que habla del amor, de la pasión y de la amistad, pero que habla sobre todo del amor por unos ideales y, por encima de todo ello, del amor por uno mismo.
Con una ambientación exquisita y unos personajes fuertes aun en sus debilidades que no hacen más que buscar afanosamente su futuro, el autor nos regala una novela llena de pasiones, de aventuras, de amistades y de traiciones. Una novela que no deberíais dejar pasar.

“El leer, como todo en la vida, requiere dedicación y voluntad al principio; una vez que lo has probado, pasa como con el pastelito que nos acabamos de comer o como el paseo o el rato que estamos juntas. Lo necesitamos. Y el placer de la lectura está abierto a cualquiera que desee sentirlo, con independencia de cuál sea su estado.
- Pero las mujeres casadas no tienen tiempo. Lo acabas de decir.
- Yo leía de pequeña, como tú. Leí estando casada y leo ahora. Y tú también lo harás si quieres.
- Pues ayer, cuando ya estaba en la cama, vino papá a darme un beso, me quito el cuento de las manos y me dijo que tenía que prestar más atención a cómo pone la mesa el servicio y a cómo usa Amalia la máquina de coser. Que de mayor me casaré con un señor muy guapo y tendré que dedicarme a él, tal y como hace mamá.”
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